Ferran Herranz: "Es muy extraño que una película del circuito de cine de autor y que empieza en Cannes acabe también con los premios de la Academia americana".

31/03/2020

Este mes entrevistamos a Ferran Herranz, cofundador de la distribuidora La Aventura Audiovisual, responsable de que podamos ver Parásitos de Bong Joon-ho, la gran triunfadora en el festival de Cannes y en los Oscars de Hollywood. Con él hablamos del éxito de la película pero también de cuál es el trabajo de una distribuidora. Nota: Esta entrevista fue realizada antes de la entrada en vigor del Estado de Alarma por el Covid-19, por lo tanto algunas preguntas se refieren a la situación anterior.

¿Cuándo se fundó la distribuidora y por qué iniciasteis la aventura de La aventura?

Los dos cofundadores de la distribuidora, Jose Tito y yo, teníamos experiencia en distribución. Pero estábamos en aquel momento en una productora, Nostromo, y no encontrábamos demasiado el lugar en la vertiente de distribuir. Era un momento de crisis muy profunda en el cual los distribuidores no podían arriesgar mucho. Además, había muchísimas películas interesantes que se estaban quedando sin distribuir en el estado. Y allá vimos una buena oportunidad de coger una serie de títulos, empezar a explotarlos y comenzar muy despacio con un crecimiento muy sostenido.

 

¿El nombre de La aventura lo decidisteis precisamente por eso que comentabas de la dificultad del momento?

Es por la película de Antonioni, pero montar la empresa en aquel momento y ponerle aquel nombre, sí que estaba en el aire aquello de que te tirabas a la aventura. Se decía mucho porque era una etapa económicamente jodida. Nos quedamos con el nombre de la película de Antonioni que pinta mejor.

 

Normalmente conocemos el papel de otros agentes del sector, como el de las productoras, quizás no se conoce tanto el trabajo de una distribuidora. ¿Qué hace exactamente una distribuidora para alguien que no sabe qué es?

En cine somos exactamente como un editor de libros. Lo que pasa es que por terminología, siempre asociamos un distribuidor a alguien que coge unas copias físicas de algo y las acerca a algún lugar. Un distribuidor de libros sirve libros a las librerías, pero no los edita. En cambio, nosotros editamos y distribuimos. Hacemos toda la cadena. No somos suficientemente conocidos porque ni siquiera a nivel masivo los logos se quedan. A la gente tanto le da, cuando ha salido de ver la película, si ha visto el logo de la Warner, de la Universal o algún otro. Quieren películas de calidad. Sí que te puedes labrar una marca que dé cierta confianza y que tenga cierto seguimiento. Pero nada comparado a la gente que de verdad importa en el cine y que son los que están ante la cámara o inmediatamente detrás. El nivel de seguidores que podemos generar o de impactos en noticias que salen de nosotros es ínfimo. Pero a la vez todavía, menos en lo que respeta a los grandes operadores de vídeo bajo demanda a suscripción que ahora han aparecido en el estado, seguimos siendo necesarios para llevar películas a los cines o a las televisiones. Y por eso aunque no tengamos mucho nombre, todavía tenemos un lugar y es lo que nos importa más.

 

¿Os ha afectado mucho la llegada de estas plataformas?

Muchísimo. Un distribuidor al final es un intermediario entre el productor y el espectador final. Las grandes plataformas han podido establecer sedes en todos los países, comprar derecho a nivel mundial o en mucho territorio. No les hace falta tener intermediarios en cada país y obviamente si se los puede saltar, en un mundo liberal como el que estamos, se los saltará. Esto nos ha hecho centrarnos en producto que hace falta mimar, que en una plataforma quedaría un poco desvirtuado. Para que lo entendamos: El gran premio del jurado del último Cannes, Atlantique de Mati Diop, es una película excelente que ha tenido Netflix por todo el mundo en su plataforma, puesto que la compró, pero que no ha tenido eco. Mientras que en las salas de cine de autor de todo el mundo hubiera encontrado seguro un lugar. A pesar de que la película ha tenido la carrera al final que han querido sus productores. No podemos decir otra cosa. Pero nosotros con películas que eligen todavía este modelo tradicional de explotación de cines y el resto de plataformas muy interesantes como Filmin o Movistar, seguimos estando aquí para poder hacer llegar estas películas a estas otras ventanas. No todo es Netflix y otras plataformas.

 

Con Parásitos hemos tenido una suerte muy importante y seguramente nos permitirá estar unos años bastante más tranquilos, pero el panorama que viene es difícil. Antes ya de estrenar Parásitos no era muy alentador, ni veíamos un futuro brillantísimo. Aunque todavía somos necesarios como intermediarios entre productor y espectador, a la vez, nuestra parte del pastel se ha reducido mucho y somos un número de empresas que no es pequeño para una parte del pastel que es bastante reducida. Entendemos que en los próximos años esta tendencia todavía irá a más, quizás se acaba quedando la gente que haya sabido hacerlo de una forma especial, digamos.

 

¿Cómo es el día a día de trabajo en vuestra distribuidora?

Hay como tres puntos en el año muy intensos que es cuando vas a comprar y que podríamos resumir en febrero en la Berlinale, en mayo en Cannes y después el circuito de verano que es Venecia, San Sebastián, Sevilla,... En todas partes y en todos los festivales ves películas que te pueden interesar y puedes negociar. Y cuando no estamos viajando, estamos siempre preparando el próximo estreno y las próximas películas que tenemos que entregar. Es como una editorial, al fin y al cabo, con un calendario establecido, una serie de trabajos de marketing, de traducción y de decisiones de todo tipo que se tienen que ir tomando e ir tirando adelante.

 

¿Cómo escogéis las películas que os interesa distribuir?

Mucho en virtud de que nos gusten y que sus directores nos parezcan talentosos y potentes. Y a partir de aquí, de tener un punto de vista como espectador, empezamos a pensar como haríamos llegar estas propuestas a la gente. El éxito de Parásitos nos permitirá, a lo largo de un tiempo, tener menos servidumbre. No solo detectar películas que nos parecen interesantes de cara a sacar una rentabilidad con el público sino de creernos realmente películas que podamos mimar y amplificar de alguna forma y siempre en una línea de calidad de los principales festivales. Son películas que han estado en Sundance, Berlín, Cannes, Venecia y San Sebastián.

 

¿Y porque adquiristeis Parásitos? ¿Qué os motivaba de esta película?

Ya habíamos llevado una película anterior de su director Bong Joon-ho que era Snowpiercer. Realmente, fue el primer título importante que pudimos llevar. Se hizo el 2013 y nosotros la estrenamos el 2014. Nosotros estaríamos interesados, en cualquier cosa que hiciera Bong Joon-ho. Hizo la siguiente película con Netflix, Okja, que no fue unánimemente muy bien recibida. Cuando anunció una película local coreana tampoco es que generara un interés bestial a nivel de mercado en los primeros pases. Y una distribuidora pequeña como la nuestra pudo leer el guion y acceder al proyecto sin tener demasiada competencia.

 

¿En algún momento os imaginasteis este éxito?

Imposible. Ya cuando ganó la palma de Oro en Cannes estaba muy por encima de nuestras perspectivas.

 

¿Cuál creéis que es el elemento más atrayente de Parásitos para haber enganchado a audiencias de todo el mundo?

Al final es una película comercial coreana. Los coreanos hace muchos años que hacen cine comercial de una altísima calidad. Obviamente, no todas las películas son tan buenas como las de Bong Joon-ho o Park Chan-wook pero tienen un entramado industrial que es envidiable. Y si a esta forma de dirigir y de crear películas se le añade el talento de Bong Joon-ho, con una historia que parecía local porque trata muy directamente el tema de la pobreza en Corea, pero que al final es muy universal, en un mundo tan y tan lleno de desigualdades que además acontecen cada vez más grandes. Además ha habido una alineación de planetas bestial, porque es muy extraño que una película del circuito de cine de autor y que empieza en Cannes acabe también con los premios de la Academia americana. Pero bien, esta película ha caído de pie, ha encantado y ha atrapado al público en todas partes. Y también es una singularidad. Nos encontramos un caso así cada muchos años.

 

¿Cuál ha sido la repercusión de los Oscars para vosotros y para una película como Parásitos?

Antes de la ceremonia de los Oscars, la película ya era para nosotros un éxito rotundo. Ya había conseguido 500.000 espectadores que eran como 3 millones de euros de box office. Y desde el momento que ganó los Oscars, esto se disparó.

 

¿Crees que este éxito hará que se vea más cine coreano y por extensión asiático?

Los principales festivales del estado y los principales canales de televisión o plataformas han hecho ciclos y cosas específicas. Y obviamente, a lo largo de un par de años habrá un acercamiento de la gente y encontrarán cosas realmente interesantes. Pero, ¿cuántos se pueden quedar? Porque no nos creemos que ahora vayamos a descubrir 300 películas coreanas que nos cambiarán la vida. Quizás descubrimos como mucho diez, doce o quince. Hay mucho cine muy bueno en todo el mundo pero lo que está claro es que llega al mapa para quedarse. ¿En qué posición? Lo veremos. Bong Joon-ho o Park Chan-wook no tendrán problemas para hacer sus siguientes proyectos, pero la gran parte del cine coreano es muy local. Películas como lo que ha sido aquí Ocho apellidos vascos, allá tienen cinco o seis cada año. La asistencia local en las salas es masiva, pero a la vez no son las películas más fáciles de exportar por los toques de humor, que es muy peculiar, por cómo inciden en el dramatismo en según qué secuencias, por cómo ven la violencia,... Digamos que Parásitos ha salido muy, muy universal pero no es tan fácil exportar el resto del cine coreano.

 

¿Tenéis un buen catálogo de películas asiáticas, no solo coreanas, por qué este interés en este tipo de cine?

Por una pura cuestión de calidad. Nadie estaba distribuyendo en el estado Hong Song-soo, el principal autor de la cinematografía coreana. Acaba de ganar premio a mejor director en Berlín. Y es alguien con una gran reputación en Europa. Nadie lo distribuía aquí. Dijimos: “Esto no puede ser” y hemos llevado como seis o siete de sus películas. Y también La doncella de Park Chan-wook o El extraño de Na Hong-jin eran películas que tenían una calidad brutal y que nosotros queríamos llevar aquí, aunque no nos dejaran unos números espectaculares sino todo el contrario. Pero era una parte del catálogo que nos encantaba alimentar y que nos lo podíamos permitir.

 

También tenéis una buena cantera de cine independiente de terror que quizás otros distribuidoras no llevan. ¿Por qué este interés?

También por gusto y porque distribuidoras más grandes con costes más grandes de estructura no se pueden permitir llevar películas que les dejen poco margen. Y nosotros que siempre nos hemos mantenido muy pequeños y con una estructura muy reducida, nos hemos podido permitir sumar pequeños márgenes. En este caso, de películas de gente que nos gustaban y que, de nuevo, no estaba llevando absolutamente nadie o pasaban por la sección oficial de Sitges y otros festivales y después aparecían por alguna plataforma mucho tiempo después. Nosotros a algunas las llevamos al cine y las publicamos en formato físico para que la base de fans y de coleccionistas que quisiera acceder, lo pudiera hacer.

 

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