VINYET ESCOBAR: "Creo que el vestuario tiene que ayudar a explicar cómo son los personajes, en qué momento emocional se encuentran y qué papel tendrán en el devenir de la historia".

29/11/2021

Este mes entrevistamos a Vinyet Escobar, diseñadora de vestuario y estilista que ha trabajado en películas como Las leyes de la frontera (por la que acaba de ser nominada a los Goya a mejor vestuario), Libertad, Los días que vendrán, Tierra Firme o series como Vida perfecta o Matar al padre. Con ella hablamos de su profesión.

¿Cómo surgió tu pasión por el diseño de vestuario?

Pues sinceramente, un poquito de casualidad. No es en absoluto una cosa vocacional. Es verdad que mi abuela era sastra y que desde pequeña siempre he tenido alrededor hilos, agujas, telas, máquinas de coser... y que nos gustaba jugar a hacer trajes para las Barbies. Pero creo que tiene más que ver con el hecho que siempre me han gustado las manualidades en general. Antes de hacer vestuario, había empezado trabajando en el equipo de arte y, un poco sin quererlo, puse un día el pie en el mundo del vestuario y me gustó tanto que me quedé.

 

¿Qué estudiaste para dedicarte a ello?

Estudié Comunicación Audiovisual, es una carrera preciosa y que disfruté muchísimo, pero que en el fondo no trata en ningún momento el diseño de vestuario. Creo que es una carrera que me enseñó a mirar cine y haber visto mucho cine es muy bueno para poder hacer esto, creo yo. En cuanto al resto, es una profesión que puedes aprender trabajando.

 

¿Ya tenías claro desde el principio que querías dedicarte al diseño de vestuario de cine?

Ni por un momento. Al principio, empecé trabajando en el equipo de arte, como decía antes. Después de algunos rodajes, me llamaron para hacer de meritoria en una película de época en el equipo de vestuario. No lo había hecho nunca, pero tenía curiosidad y la sorpresa es que me gustó todavía más. Es cierto que son dos departamentos que tienen muchas cosas en común. Tanto a nivel de sensibilidad o intereses, como de dinámicas de trabajo y equipo. Creo se enriquecen mucho el uno al otro y que todo lo que había aprendido haciendo arte, ahora me ayudaba mucho en vestuario.

 

Eres diseñadora de vestuario y estilista, quizás mucha gente no tiene en cuenta la importancia de tu trabajo en el cine. ¿En qué consiste tu trabajo y que aporta el vestuario a una película?

A mí me gusta pensar que el vestuario tiene que aportar a una película tanto a nivel narrativo como estético. Creo que tiene que ayudar a explicar cómo son los personajes, en qué momento emocional se encuentran y qué papel tendrán en el devenir de la historia. En cierto modo, el primer segundo en el que vemos a un personaje en una película, antes de que el actor o actriz haya podido decir una palabra, o hacer un gesto o andar de una manera concreta, ya estamos viendo cómo va vestido o vestida y esta ropa ya nos está explicando muchas cosas del personaje que acabamos de conocer. Para mí, la motivación de mi trabajo, es que el vestuario sume en este sentido, que ayude al actor a encontrar su personaje y que ayude al espectador a entrar en la historia en cuestión y a creérnosla. Por aquí no solo pasa la selección de un vestuario en concreto, sino cómo ponerlo. No comunica lo mismo una camisa muy planchada y muy abrochada que la misma camisa arrugada y quizás manchada, por poner un ejemplo fácil.

 

¿En qué etapa del proyecto entra el departamento de vestuario a trabajar? Seguramente también trabajáis con relación directa con otros departamentos, ¿cuáles?

Dependiendo del volumen del proyecto, acostumbras a tener un tiempo de preparación más o menos largo. Dijéramos que la media más o menos es empezar a trabajar entre dos o tres meses antes del inicio de rodaje. Durante esta preparación, empiezas leyendo el guion e imaginando cómo son estos personajes y cómo podrían ir vestidos para transmitir aquello que quieres. Normalmente, se prepara un dosier con referencias visuales para poder enseñar al director/a cuáles son tus intenciones. Es posible trabajar con fotos de revistas, de prensa, con material de archivo, fotogramas de otras películas que te puedan inspirar, dibujos... Dijéramos que es encontrar la manera visual de enseñar tu planteamiento estético, y a partir de aquí, empieza el trabajo de conseguir la ropa para hacer posible lo que acabas de imaginar.

A nivel estético, los departamentos con quién más relación tenemos, es con el departamento de arte, puesto que es muy importante trabajar sobre un mismo concepto. Por ejemplo, la casa donde pueda vivir un personaje condiciona su vestuario y viceversa. Además, también hay una parte de hablar con qué paleta de colores trabajar para que el vestuario y los decorados tengan sentido visualmente. Por otro lado, también es muy importante trabajar en común con el equipo de maquillaje y peluquería, puesto que, junto con ellos, creas el look total de los personajes.

 

¿Cómo empieza una persona que quiera dedicarse a esto? ¿Fue difícil dar los primeros pasos dentro del mundo del cine?

Pues lamentablemente no hay una fórmula concreta, creo que las experiencias en este sentido, son muy diferentes individualmente. Lo que es imprescindible es tener muchas ganas y ser persistente. Personalmente, casi tiro la toalla en algún momento. Después de acabar los estudios, es muy complicado entrar en un rodaje sobre todo si no tienes contactos. En mi caso, opté por apuntarme a todos los rodajes que me pasaran por delante. Evidentemente, todo proyectos no remunerados. Tenía muchas ganas de aprender y de rodar, tenía la suerte de vivir en Barcelona en casa de mis padres, y trabajaba de camarera para poder compensar todo lo que no ganaba rodando. Cortos, videoclips, teasers de proyectos que no salían... Un año largo de mucho de todo esto. Cuando empecé a perder la ilusión y pensaba que no sería capaz de entrar en la industria, decidí que empezaba un plan B vital y que estudiaría el máster de Gestión Cultural. El día que tenía que pagar la matrícula, me llamaron para mi primer rodaje remunerado, y entonces decidí seguir intentándolo. Después de este, vinieron más sin cobrar, pero después otro remunerado, después otro que no... Hasta que despacio me hice un lugar en este mundo.

 

¿Cuál fue tu primera experiencia dentro del departamento de vestuario?

Fue de meritoria en Pa negre, un proyecto precioso con vestuario de época y un equipo que me enseñó muchísimo y que me acogió en sus siguientes proyectos, gracias a los cuales cogí experiencia y me hicieron amar este trabajo.

 

¿Es muy diferente trabajar para películas que para series o para publicidad o videoclips, por ejemplo?

Muchísimo, nada que ver. Las series y las películas son proyectos muy largos, en los que te concentras durante mucho tiempo y donde puedes desarrollar muchas ideas de la mano de un director/a con quien creas una relación muy íntima y creas una estética entre los dos. Dijéramos que hay un proceso creativo del cual formas parte en activo. Es la parte que más me gusta. Hablar de los personajes con el director/a, intentar descifrar qué es lo que tiene en mente e intentar plasmar sus ideas de una forma real. En cambio, en la publicidad, el proyecto es mucho más corto y a nivel artístico hay muchos más intermediarios que influyen en las decisiones (la marca, el cliente, la agencia publicitaria...), todo esto hace que el resultado sea menos personal. Personalmente, aunque haya publicidades fantásticas, disfruto más de hacer ficción, a pesar de que he hecho de todo.

 

¿Cuál es el reto más grande que te has encontrado a la hora de diseñar un vestuario? ¿Y qué proyecto te ha resultado el más satisfactorio?

Diría que el reto más grande que he tenido ha sido en la película de Daniel Monzón, Las leyes de frontera. Está ambientada en 1978 y, por primera vez, tenía que recrear una época que no había vivido. Aunque tengas muchísimos referentes de películas, música, fotos familiares... me daba mucho respeto la idea de no haber vivido unos años que a la vez son muy recientes para la mayoría de gente que tengo a mi alrededor. He notado mucho este vacío de no tener unos recuerdos o una perspectiva personal, cuando es una cosa tan próxima como la adolescencia de tus padres. A la vez también se trataba de una película muy grande, de mucha figuración, de ambientes muy diferentes a recrear. Desde una fiesta psicodélica de guiris en Cadaqués, a prostitutas de calle en el barrio chino de Girona, a una comisaría de Policía.

 

¿Cuáles son las principales dificultades de una diseñadora de vestuario?

Creo que desafortunadamente, el tema más delicado siempre son los presupuestos con los que trabajamos, que siempre son muy ajustados en relación a las ideas y expectativas del proyecto. Lo más difícil es hacer lo que quieres hacer y esperan que hagas, con el dinero que tienes para hacerlo.

 

Una diseñadora de vestuario no solo diseña, también tiene que buscar prendas de ropa que ya existen y que se adecuen a la historia. ¿Cómo haces este trabajo de investigación para ambientarte antes de empezar a trabajar?

Cómo decía antes, depende de cada proyecto. Puede pasar por mirar películas que traten de universos similares, o bien mirar películas de la época que vas a recrear. Escuchar música, ver exposiciones, mirar revistas, documentales... Incluso viajar y empaparte del lugar que vas a recrear. Todo lo que te permita empaparte de cosas que te acerquen a este mundo.

 

Has trabajado en varias ocasiones con Leticia Dolera, Carlos Marqués-Marçet y Paco Plaza, tres directores muy diferentes con una visión del cine también muy personal. ¿Qué te han aportado cada una de estas experiencias?

Me parece un regalo poder trabajar con cada uno de ellos. Creo que lo más enriquecedor de mi trabajo es trabajar con gente diferente y jugar a entenderla y meterte dentro de su cabeza. Lo más bonito de todo, es que al final también creas una relación humana que hace que te conozcas a nivel personal y esto hace que cada película te acerque más a esta persona y que todavía tengáis más cosas en común de cara a la siguiente.

 

En qué proyecto estás trabajando, si se puede hablar de él, ¿o cuál ha sido tu último proyecto que veremos a la gran pantalla?

Justamente viene una temporada muy bonita en la que ya está en las salas Las leyes de frontera de Daniel Monzón, el mes que viene ya se podrá ver Libertad, de Clara Roquet, que ya pasó por Cannes y es una peli preciosa, y de aquí a dos meses La abuela, de Paco Plaza, que ya la hemos podido ver en San Sebastián y en Sitges, y que para mí es una película muy especial y muy diferente. Ahora mismo estoy en Tenerife rodando una serie para la BBC, con ganas de volver a casa para poder ir al cine a ver todas estas películas.