
Este mes entrevistamos a Masih Sharif, cineasta y experto en turismo cinematográfico. Nació en Irán y ahora vive en Barcelona. La primera vez que vino a España fue en 2007. También ha vivido en Mallorca, donde estudió turismo y economía ambiental. Es uno de los productores de Un blues para Teherán de Javier Tolentino y recientemente ha ganado el premio en la competición SpotSport 2022 del BCN Sports Film Festival.
¿Cuándo empezó tu interés por el cine?
Tenía trece años. Como la mayoría de los niños, estaba interesado en actuar, pero no era una cosa seria. Me gustaba, pero eso era todo. Tengo un hermano que es unos seis años mayor que yo. Como regalo, al ser aceptado en la universidad, mi padre le compró una cámara VHS, que no era muy común en ese momento. No sé por qué mi padre le regaló esa cámara. Era muy profesional.
Mi hermano no tenía tanto interés como yo en ella. Estaba estudiando en otra ciudad y la había dejado en casa. Como yo tenía un buen nivel de inglés y podía leer el manual, empecé a jugar con ella. Probando y testeando. La llevaba a todas partes: cuando teníamos invitados o salíamos de picnic… la llevaba incluso a la escuela o cuando había una fiesta. Inconscientemente, me atraía el audiovisual.
Estudiaste cine en la Iranian Youth Cinema Society (IYCS). ¿Por qué empezaste a interesarte por el cine?
Vivíamos en Shiraz. Y cuando nos mudamos a la capital, Teherán, me lo tomé más en serio y fui a una clase de videografía. Allí, comencé a aprender qué son los planos, un primer plano, un plano medio, un plano largo, y cómo se puede usar la cámara para rodar la escena de manera diferente y más atractiva desde el punto de vista estético. Esta cámara nunca me ha abandonado. Más tarde, asistí a los cursos de realización cinematográfica de la Iranian Youth Cinema Society. Creo que ese fue el punto más serio en el que podría decirse que entré en el mundo del cine.
¿Cuál fue tu primera experiencia como cineasta?
Como tenía el conocimiento y la experiencia trabajando con la cámara, casi me empujaron a convertirme en el cámara de mis compañeros de clase. Algunos sabían más sobre escritura o dirección, pero trabajar con la cámara era un poco técnico y no mucha gente estaba familiarizada con ello. Mis compañeros me pidieron que los ayudara a filmar cortometrajes o documentales para sus proyectos finales. Conocía más a los directores de fotografía que a los directores. Y me veía en sus zapatos. Me identificaba con ellos. Gente como Néstor Almendros.
También lo usé como una oportunidad para ganar dinero. Realicé videos publicitarios para empresas y organizaciones cuando asistían a una feria o exposición. Pero mi primer encuentro como cineasta fue como director de fotografía en formato video. Uno de mis compañeros quería hacer un cortometraje en un pueblo remoto durante el Año Nuevo iraní. Yo tenía unos diecinueve años. Fuimos cinco de nosotros y yo era el cámara. Ese cortometraje asistió a festivales y ganó algunos premios en Irán y en el extranjero. Un año después, dirigí un cortometraje de 30 minutos en Teherán y en un pueblo del norte. Cuando miro hacia atrás, veo que viajar siempre ha sido una parte crucial de mi trabajo audiovisual.
También tienes un máster en economía turística y medioambiental con investigación en turismo cinematográfico por la Universidad de las Islas Baleares (UIB). ¿Cómo terminaste estudiando turismo?
Quería estudiar cine en la universidad, pero considerando la situación de los cineastas en Irán en ese momento, que todavía es el caso, mucha gente me dijo: “No arruines tu vida. Estudia algo que te pueda ayudar a encontrar un trabajo adecuado y ganar dinero y, además, toma cursos fuera de la universidad. Puedes practicar por tu cuenta”. Por eso fui a la Iranian Youth Cinema Society. No es una universidad. Lo organiza el Ministerio de Cultura iraní. Quien esté interesado puede asistir.
En cambio, estudié administración de seguros. Me gustaron los cursos de marketing y publicidad porque vi que podía utilizar mis habilidades audiovisuales en ellos. Cuando estaba a punto de graduarme con una licenciatura, no me veía trabajando en una oficina de la mañana a la tarde como administrativo. Entonces, consulté al Decano de la Universidad Dr. Zargham. Fue muy amable y me ayudó mucho. Le dije: “Me encanta el marketing y la publicidad; ya he hecho películas y también me gusta la gestión y, sobre todo, quiero hacer algo por mi país”. Tampoco quería convertirme en un director de anuncios que vende productos como patatas fritas o queso. Pero no tenía ni idea de lo que podía hacer. Y me dijo: “Prueba turismo. Si logras hacer películas sobre Irán, entonces habrás utilizado tus habilidades cinematográficas, de marketing y publicitarias y habrás hecho algo por tu país”. Me pareció que era una buena idea.
Hice cursos sobre turismo como tour manager y gerente de una agencia de viajes, y luego el decano me presentó a un profesor iraní de turismo muy conocido en los Estados Unidos, el profesor Jafar Jafari, con quien ahora somos muy amigos. Le escribí y, muy honestamente, le dije: “Tengo muy claro que quiero estudiar turismo. Me gustaría hacer un gran cambio en el turismo iraní. Quiero hacer grandes cambios y creo que puedo lograrlo si estudio turismo”. Y lo impresioné un poco. Aún hoy, a veces vuelvo a esa carta que le escribí y me lleno de energía con esa dedicación y determinación para el resto del camino que queda por delante. Le dije: “Me gustaría ir a una universidad donde enseñes. No importa en qué país”. Me dijo que enseñaba en Estados Unidos una licenciatura, que yo ya tenía. A nivel de máster, era profesor en la Universidad de las Islas Baleares. Apliqué. Me admitieron. Y así llegué a España.
También estás especializado en place branding a través del cine y el turismo. ¿Cuál es la relación entre cine y turismo? ¿Cómo crees que una ciudad puede aprovechar el cine y el turismo para promocionarse?
Cuando estaba en la escuela secundaria, fui a una feria del libro en Teherán. Compré un libro titulado Turismo inducido por el cine escrito por la doctora Sue Beeton, a quien luego conocí personalmente. Esa fue la primera vez que me topé con al concepto de turismo inducido por el cine. Cuando estaba haciendo mi investigación, pensé en lo que quería elegir como tema para mi tesis final. Y el turismo cinematográfico, en realidad la marca nacional a través del turismo cinematográfico, se convirtió en el área en la que centré mis estudios. Allí ser reunían diferentes elementos que me interesaban a la hora de ayudar a mi país. Más tarde, me di cuenta de que no solo mi país necesitaba algo así. Hay muchos países, casi todos los lugares, destinos, ciudades o regiones que tienen que presentarse bien. A veces, el turismo cinematográfico se confunde con una herramienta de promoción, lo que no es el caso. Lo más importante del turismo cinematográfico es que no es solo un anuncio. Si se reduce a un anuncio largo, la gente no lo recibirá bien. Tienes que ser muy inteligente y listo sobre cómo contar tu auténtica historia original. Y usa el lugar, una ciudad, un pueblo, un país como escenario donde se desarrolla la historia.
Hice mis estudios sobre eso y ayudé al Ministerio de Turismo de Irán. Realicé conferencias, seminarios, charlas. La primera conferencia sobre turismo cinematográfico en Irán fue en 2017. La llevó a cabo la misma empresa que produjo la película Un blues para Teherán en Irán. Establecí esa empresa, con la intención de utilizar material audiovisual, especialmente películas, para presentar y dar a conocer Irán al mundo exterior. Porque eso es lo que le faltaba a Irán en ese momento y aún le falta. Los medios convencionales generalistas no reflejan necesariamente la realidad de los países. Están muy manipulados por las grandes potencias, los incentivos políticos y de otro tipo.
Ahora que lo mencionas. Aparte de dirigir, también produces. Como has dicho, eres uno de los productores de Un blues para Teherán (2020) de Javier Tolentino. ¿Cuál fue tu trabajo en la película y por qué participaste en ella?
Javier Tolentino junto con una de sus productoras Alejandra Mora Pérez de Quatre Films en España planeaban hacer su debut documental en Irán y nos conectamos a través de un amigo, Erfan Shafei, quien luego interpretó al personaje principal de la película. Todo comenzó de manera muy natural y orgánicamente. Necesitaban algunos servicios en Irán. Y nosotros se los proporcionamos. Allí yo era el director de producción. Mis tareas: Desde solicitar visas, permisos y logística hasta aspectos técnicos como encontrar actores, localizaciones, …. Todo fue gestionado por Iran Travel Shots, que fue producto de mis ambiciones a la hora de hacer algo por Irán a través del cine.
¿La posibilidad de mostrar Irán de manera diferente fue la razón que te atrajo a participar en la película?
Sí, claro. No necesariamente todos los proyectos te atraen. Como profesional independiente, tuve la opción de colaborar en este proyecto o no, pero me pareció muy interesante, auténtico, original e independiente. Y al mismo tiempo poético. Javier Tolentino ama el cine iraní. Eligió Irán porque ha seguido el cine iraní durante muchos años. Se había encontrado con Abbas Kiarostami, el renombrado cineasta iraní, varias veces en Irán y en otros lugares. Estaba influenciado por su cine. Su documental es un homenaje y una expresión de su pasión por Irán, pero también por el cine de Kiarostami. Eso se puede apreciar en el documental. He leído muy buenas críticas sobre la película. Para el público español, la película tiene muchas cosas que contar. Para la audiencia iraní, es agradable ver cómo un forastero mira a la comunidad iraní a través de sus ojos cinematográficos. Ha ido a muchos festivales diferentes y ahora está nominado al Goya. Le deseo lo mejor.
Eres el fundador de @barcelonashots. Explícanos qué es y por qué lo creaste.
Las películas son grandes proyectos. No todas las empresas, ni siquiera todos los países, pueden permitirse invertir en hacer que cuenten la historia de sus lugares. A medida que las redes sociales crecen muy rápida y ampliamente, los videos han adquirido un papel crucial en la conexión entre naciones. Incluso a nivel comercial, conectando empresas con sus clientes potenciales. En cierto modo, estos días los videos están haciendo lo que hacen las películas en el turismo cinematográfico. Puedes usarlos en turismo o en cualquier otro campo. Una pequeña o mediana empresa, o una empresa o entidad multinacional, o incluso un país, todavía puede utilizarlos. El video es muy poderoso, pero necesitas saber cómo usarlo. Habiendo dedicado gran parte de mi vida al audiovisual, ahora veo una gran oportunidad para avanzar al mismo ritmo que la industria y la tecnología. Especialmente cuando con la COVID, la industria de los viajes estaba casi cerrada porque la gente no podía viajar, pensé: ¿por qué no utilizar esta experiencia y ayudar a las nuevas empresas? Personas que pueden estar a punto de iniciar un negocio o cambiar de carrera.
Muchas personas se han cambiado de una industria a otra, el cerebro de muchos jóvenes ha mantenido guardadas muchas ideas innovadoras durante años, y nunca se atrevieron a concentrarse en ellas y hacerlas florecer. Y ahora, debido al coronavirus, tal vez sea su última oportunidad de intentarlo y ver si pueden salvarse de esta situación. Por supuesto, para eso, necesitan promocionarse y presentarse, y el video es una de las herramientas más eficaces para conectarse con sus clientes potenciales. Y no lo miro desde un punto de vista capitalista.
Por eso me dediqué al mundo de los viajes porque viajar es una experiencia donde se ve el mundo. Por eso me concentro también en la diplomacia pública. Me encanta conectar a personas de todo el mundo, y viajar es una de las herramientas que te ayuda a hacerlo. Visitas personas en un lugar diferente y te conectas con ellas directamente, las escuchas, las ves. Cuando te das la mano, las tocas. Cuando ves a personas de Afganistán, comprendes cómo son los afganos. Lo mismo ocurre con Siria, Marruecos y cualquier otro país. No todo el mundo puede viajar físicamente, por lo que las películas y los videos pueden ayudarlos a viajar a través de las imágenes. Por eso, en muchos sentidos, mis estudios se cruzaron o superpusieron con la diplomacia pública. Cuando digo: uso videos para ayudar a los emprendedores a promover sus marcas, no son necesariamente marcas que venden productos, sino experiencias valiosas. En estos días vemos que están surgiendo muchas ideas nuevas, y los videos desde el punto de vista tecnológico están ayudando a las empresas a incrementar su SEO y mejorar sus comunicaciones en la nueva era digital. Los videos son una de las mejores herramientas para ayudarlos.
Ganaste el concurso del premio SpotSport 2022 del BCN Sports Film Festival con el spot “Barcelona”. ¡Felicidades! ¿Qué imágenes audiovisuales te vienen a la cabeza cuando hablamos de Barcelona?
Cuando dices Barcelona, te vienen a la mente algunos clichés o imágenes estereotipadas. Como la música, el baile, el equipo de fútbol, la comida… lo cual es cierto. Estos son los puntos positivos y la fuerza de la ciudad, pero para crear un spot para un festival de cine, necesitaba ser muy preciso y ver cómo este spot podía ayudar a los organizadores del evento a alcanzar su propósito. Puedes hacer una buena obra de arte, bonita e incluso sofisticada, pero es posible que no satisfaga necesariamente las necesidades del festival. Estudié el festival, eso es lo que suelo hacer con cualquier proyecto. Cuando estoy haciendo una película independiente es una cosa, pero cuando estoy haciendo algo para ayudar a alguien a alcanzar su propósito, necesito averiguar exactamente cuál es ese propósito. Para averiguarlo sobre SpotSport, revisé toda la información que pude encontrar sobre ellos y sus objetivos, en particular, estudié muy bien su web. Prioricé sus prioridades y les di puntos a cada aspecto diferente que necesitaba cubrir. Para ellos, el cine era muy importante porque es un festival de cine. Por lo tanto, necesitaba elementos cinematográficos en mi video. Los deportes eran muy importantes porque es un festival de cine deportivo. Necesitaba reflexionar sobre el deporte de manera muy dominante. Y también es Barcelona. ¿Cómo puedo reflejar todos estos aspectos en tan solo 20 segundos?
Hice un brainstorming con mi ajudante y llegué a esa idea final. Si quieres mostrar Barcelona y solo tienes 20 segundos, a veces no hay otra forma que coger estereotipos de la ciudad, y elegimos lo más destacado. No tienes tanto tiempo para profundizar en la cultura catalana o barcelonesa. Usamos los monumentos y elementos de la ciudad para mostrar Barcelona. Luego, una vieja cámara al principio para resaltar los elementos del cine y terminamos en una sala de proyecciones donde se proyecta una película. Para los deportes, usamos atletas a lo largo del video. Utilizamos algunos elementos de festivales que reflejan tanto festivales deportivos como de cine. La alegría, la gente, la música, el tempo y el ritmo, y la forma en que termina.
Había una cosa sutil que usé. No estaba seguro de que el jurado se diera cuenta de ello. Traté de mostrar que en este festival no solo pueden asistir los hombres sino también las mujeres, no solo los blancos sino también los negros, no solo pueden asistir personas heterosexuales, sino también tendencias alternativas en la sexualidad. Y utilizo algunos símbolos y elementos para expresar eso. Ese fue un toque muy personal. Fue interesante leer en la declaración del jurado que “Barcelona es un lugar vivo que mezcla monumentos emblemáticos de la ciudad con una dosis de inclusividad”. Para mí, el comentario más importante fue que mencionaron la inclusión. Les respondí, diciéndoles que me alegraba que lo hubieran notado. Y me contestaron que una de las principales razones por las que se seleccionó el video fue esa misma dosis de inclusividad.