MARIO TORRECILLAS: “Agustín estaba muy enfermito y ha sido como un regalo para mí que esta última cosa que hizo, la hiciéramos juntos. Me ha quedado como un tesoro para toda la vida”.

31/05/2023

Este mes entrevistamos a Mario Torrecillas, guionista de cómics cuyas obras se han adaptado el cine. Hablamos con él en particular de la última película de Agustín Villaronga, Loli Tormenta, basada en uno de sus cómics.

Compartías piso en la Calle Trafalgar con tu amigo Agustí Villaronga. Ya desde tus primeras ideas Agustín te dijo que quería llevar Loli Tormenta a la gran pantalla. ¿Por qué crees que le interesó esta historia? ¿Cómo nació el proyecto de hacer el guion juntos?

Con Agustín compartimos piso diez años. En ese tiempo, publiqué tres cómics. Y uno de ellos, Dream Team, ya lo quería hacer, pero al final no pudo ser. Hicieron una adaptación en Francia que se llamó Una pequeña mentira. Nos quedamos un poco con las ganas de poder hacer una película. Un día entró en mi estudio y vio un montón de hojas que tenía en la pared con algunos dibujos y escenas de lo que sería el cómic de Loli Tormenta. Y entonces, me dijo: “Mario me gusta mucho. Esta sí que la vamos a hacer”. Agustín estaba muy enfermito y ha sido como un regalo para mí que esta última cosa que hizo, la hiciéramos juntos. Me ha quedado como un tesoro para toda la vida. Esta segunda parte, Loli Tormenta, entronca con la primera de Dream Team. Son historias de críos a los que les ocurre una cosa con respecto a los mayores y tienen que hacerse responsables y cambiar el rol. Tienen que hacerse mayores.

Dream Team es la historia de un crío que tiene que engañar a su padre para salvarlo. Le cuenta una mentira para que deje de alcoholizarse y de enviarle a los campos de fútbol. Y gracias a esa mentira, el padre cambia y empieza a tener una vida distinta de responsable del hijo, pero a través de una mentira. Aunque el padre cambia, el hijo sabe perfectamente que en cualquier momento se va a descubrir la verdad. En Loli es un poco parecido, porque es una abuela que se hace cargos de sus nietos, como tantas abuelas que hay en los barrios, porque no tienen padres. La hija de esta señora muere. Y de repente, esta señora por la edad acaba teniendo una enfermedad y son los nenes los que se hacen cargo de ella. Se invierten los roles. Hay una tercera parte que ya tengo escrita que se llama El tobogán rojo que también cierra el círculo entorno a la infancia.

Agustín quiso hacer la primera parte, que es Dream Team, no pudo y luego hizo Loli Tormenta que es la segunda. E incluyó muchas cosas de su vida sobre todo porque su madre se había muerto de Alzheimer también y conocía mucho la enfermedad, porque la había tenido que cuidar. De hecho, la abuela, que es Susi Sánchez, hace gestos clavados a los que hacía su madre. Hay una escena que ella tira la televisión por la ventana y eso lo vivió con su madre.

 


 

Como has comentado, ya habían adaptado otro cómic tuyo, Dream Team de 2015, en el cine francés con la película Una pequeña mentira. ¿Adaptaste también el guion?

No, eso fue nada más y nada menos que la familia Rappeneau. Jean Paul, el padre, es el que hizo Cyrano de Bergerac con Gerard Depardieu. Imaginaros. Es una familia del cine de toda la vida en Francia. El hijo es un excelente guionista, Julien Rappaneau e hizo la adaptación. Él quería hacer su visión del libro. Yo no me metí en absoluto. Fui al rodaje porque me invitaron. Es una película además de seis millones de euros, con primeras estrellas del cine francés como François Damiens y Ludivine Sagnier. Fue muy bonito ver a todos esos actores que habían hecho tantas películas que me gustaban como André Dussollier, que había trabajado con los grandes directores del cine francés. Y verlo allí encarnando un personaje que había salido de mi cómic, que había hecho con el dibujante Artur Díaz Martínez, me pareció un regalo.

 

¿Cómo fue el proceso de escritura del guion de Loli Tormenta con Agustín?

Yo ya tenía el entramado del cómic bastante hecho y luego el guion de la película sí que lo hicimos en colaboración. Ya tenía el eje hecho y lo que son escenas, pero luego, cuando él hizo la película entró y trabajó algunos aspectos.

 

¿Ser amigos ayudó en el proceso de escribir el guion?

Agustín y yo teníamos un código de tonterías que se dan mucho en las convivencias. Esas tonterías eran muy nuestras. La película está llena de esos tics. Él se reía mucho con frases como por ejemplo cuando el niño dice: “Abu, al loro se le han acabado las pipas”. Yo siempre le decía, cuando había un mes que iba jodido de pasta: “Joder, no tengo ni para pipas”. Son bromas tontas que hacíamos y Agustín se moría de la risa. Yo le decía a él el gran loro, porque a veces hablaba mucho y era muy gracioso, cuando se arrancaba. De repente, le decía: “Voy a tener que ir a comprar las pipas para darte de comer”. Eran bromas nuestras. Tonterías, que son irrelevantes, pero que en una convivencia se dan mucho y la película tiene mucho estas cositas nuestras.

 

Muchas veces de lo que se imagina el guionista a lo que finalmente acaba siendo la película, es muy diferente. ¿Fue difícil adaptar tu propio cómic a guion? ¿Y crees que refleja el cómic?

Es alucinante como Agustín hace crecer la historia en la pantalla con los elementos tan escasos que tenía, porque ha rodado esta película en unas condiciones muy precarias de rodaje y de salud. Yo no dibujo, soy guionista de cómic, siempre lo hago con un dibujante. Me parece alucinante que la ilustradora Núria Farré, que es estupenda, haya coincidido en planos a los de Agustín sin ver ella la película y sin Agustín ver el cómic acabado. Habían coincidido en manera de planificar algunas escenas. Es alucinante esta simbiosis. Como un texto, hay dos personas que lo interpretan en algunos momentos igual en cuanto a planificación. De poner yo: “se ve un chico corriendo”. Puedes hacer un plano general, un plano medio, de muchas maneras. Ambos han coincidido en muchos planos, el mismo tipo de plano. Me parece alucinante esta feliz coincidencia entre una dibujante novel y un autor de tantísimo peso y tan grande. Creo que con el tiempo valoraremos lo que dejó Agustín, su filmografía, porque no ha habido en Cataluña nadie con ese nivel de compromiso y de autenticidad durante tantísimos años.

 

¿Estuviste también implicado en el rodaje de la película?

Yo iba a verlo mucho, sobre todo porque estaba preocupado por su salud. Y luego es verdad que iba a verlo porque Agustín no estaba bien arropado. No tenía buenos compañeros de viaje, exceptuando su equipo de cámara y el chico de arte, que es Jordi Vera. Estaba muy preocupado porque tenía demasiados enemigos en casa.

 

Al final pudo hacer la película, que es lo importante.

Me parece increíble que la hiciera porque la película es como si fuese una metáfora. Es una abuela que enseña a saltar obstáculos de atletismo a sus nietos. Y luego los obstáculos del deporte se acaban convirtiendo en los obstáculos de la vida de estos críos y parece mentira que la película hable de obstáculos porque ha sido uno detrás de otro poder hacerla. Se pudo hacer muy in extremis. Estoy contento por eso. Me habría gustado que hubiera sido de otra manera. Pero es que Agustín, además, es importante decirlo, era un cineasta increíble. En dos años había hecho una película tan sumamente profunda y compleja visualmente como El vientre del mar y luego enseguida hizo Loli Tormenta y por el medio sufrió una operación de estómago y esófago y luego unas quimioterapias muy salvajes. En medio de eso hizo estas dos películas. Es increíble el estado en el que estaba que pudiera hacer todo esto en dos años. El compromiso y la responsabilidad que tenía eran muy bestia. Ya cuando estaba muy enfermito, las enfermeras le oían decir cosas relacionadas con el cine. Hablaba como en sueños de cosas del oficio.

Una cosa que quería decir sobre el rodaje de Loli Tormenta que creo que es importante. El extrarradio y este tipo de barrios no salen en la televisión. El cine está muy bien que se acerque a ellos y más como lo ha hecho Agustín, de una manera llena de vida, porque generalmente, el barrio cuando se muestra en el cine, en el catalán y en el español, siempre es para hablar de droga y cosas superfeas. Me parece superbién que haya una película que hable de la alegría de vivir en un barrio. El sol también sale para todos, no solo para las grandes ciudades sino también para los extrarradios. Me parece muy bonito que Agustín hiciera un acercamiento al barrio de una manera tan distendida y alegre como realmente son. Y que Agustín fuera a rodar a un barrio de Barcelona, pero no para mostrar el lado oscuro que siempre muestra el cine. Es verdad que el tratamiento del espacio es una cosa nueva dentro del cine catalán, porque estoy seguro que la película que ha hecho el guaperillas este que es muy buen actor, Mario Casas, sobre la Mina sacará una Mina que dará pánico. Seguro.

 

Volviendo un poco a tu trabajo como guionista. También colaboraste en el guion de la serie de televisión Heavies tendres, ¿no?

Sí, ahora se ha hecho la película que ha sido seleccionada para el festival de Annecy. Estamos muy contentos. Es la primera película catalana que va a ir a concurso. Era una serie y ahora ha hecho un montaje como largometraje Joan Tomàs, colaborador de Juanjo (Sáez). La película es chulísima. Habla del tema del barrio, de la música heavy, de los chicos. Ahí colaboré un poco con el guion al principio.

 

En 2008 fundaste PDA-films (Pequeños Dibujos Animados). ¿Cómo nace este proyecto y en qué consiste?

Es como si fuera mi hijo. Tengo una hija física, muy guapa, y tengo un hijo que es PDA-Films. Es una pequeña productora que fundé para hacer cine de animación en las aulas. Son películas de dibujos animados a partir de los dibujos y las voces de los niños. Son talleres que se acaban convirtiendo en pequeños cortometrajes, muy modestos, pero hemos ido a todo el mundo a hacerlo. Y hay algunos cortometrajes que han tenido premios a nivel internacional. El premio importante es que los críos aprenden cómo se anima. Ellos mismos animan.

 

¿Qué te aporta a ti PDA-Films como experiencia?

Te enriqueces mucho de su imaginación y de su frescura y luego de la pureza también. Muchas veces cuando ya somos mayores vamos como teniendo trucos y los críos son muy puros y muy instantáneos. Tienen una pureza que cuando somos mayores vamos perdiendo y te conectas con eso. Eso es muy bonito de ver. Al mismo tiempo de compartir también lo que tú sabes para que ellos lo aprendan. Es compartir el oficio con los nenes de una manera libre, muy creativa y llena de fantasía. Porque muchos de los cortos son fantasía pura.

 

¿Tienes algún nuevo proyecto en mente?

Quiero hacer la tercera parte de la trilogía. Es la historia de una niña que es enanita. Me encantaría poder hacer la película. Es una historia muy bonita. Y tiene mucho que ver con un episodio que vivió mi hija. Me gusta mucho poder contarlo a través de una experiencia que ha vivido ella. Me parece como muy nuevo en mi vida, porque siempre lo he hecho de otra manera.

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