Este mes entrevistamos a Antoine Vaxelaire, cofundador y director creativo de Plató Nou, un nuevo plató que está situado en el centro de Barcelona y que nace de la colaboración de las empresas Appia y Lavinia.
Eres arquitecto. En principio, no parece que los platós virtuales tengan mucho que ver con la arquitectura. ¿Cómo te introdujiste en este mundo?
A través de mi socio en la empresa, Patrick Morris, que también es arquitecto. Juntos fundamos Appia en 2019. Yo trabajaba de arquitecto, pero Patrick tras arquitectura se fue directamente a hacer lightshows para conciertos, festivales,…Para hacer estos lightshows tienes que trabajar con una máquina específica que es la misma máquina y la misma empresa que se metió en la producción virtual desde hacía bastante tiempo. Ahí Patrick descubrió la producción virtual. Él trabajaba con esta empresa que estaba inventando la tecnología. Lo vio un poco antes que la mayoría de gente y por eso me llamó. Me preguntó: “¿qué te parece si lo intentamos?”. Yo buscaba un cambio de vida profesional. Y lo trabajamos en secreto durante seis meses, antes de lanzarnos y abrir el primer plató en Suiza a principios del 2020.
¿Es la producción virtual una tecnología muy conocida dentro del sector audiovisual?
Depende mucho del país o hasta diría de la ciudad. Hay ciudades que fueron pioneras, sin duda. Obviamente, Hollywood empezó muy pronto, pero es un mercado que nunca he tocado, ni quiero tocar. Está lejos y tienen sus cosas. Pero claramente, lo empezaron ellos. En Europa, Londres fue también la primera ciudad que se metió muy rápidamente con un plató que se llama Mars. Desde ahí empezaron a mover muchas cosas y a extenderse. Luego saltó a París, que hoy sería, yo creo, una de las ciudades más potentes a nivel de Europa. Y luego todas las otras. Me refiero a Barcelona, Madrid, Ginebra y Bruselas, que diría que llevan dos años con esta tecnología más o menos. Hay mucho desconocimiento. Todavía hay mucho trabajo por hacer para que se conozca. Y aún más trabajo para que se entienda y la propia industria la pueda utilizar. Una cosa es haber visto dos videos en YouTube, sé que existe y conozco su nombre y otra cosa es venir y sufrir el mundo de estos platós. Y este es nuestro trabajo. De hecho, mi trabajo es únicamente ese.
¿En qué consiste exactamente?
En Appia somos un equipo de seis personas. De estos seis, tres son 100% técnicos capaces de operar estos platós, montarlos, enchufar los cables, encenderlos y operar las máquinas. Con tres técnicos un plató así funciona bien sin importar su tamaño. Luego tenemos dos personas que son responsables del 100% de la creación de los contenidos que salen en las pantallas. Y luego estoy yo, mi perfil no es nada técnico. Es explicativo y educativo. Me encargo de asegurarme que cuando viene gente seamos capaces de explicar esta tecnología de la mejor manera posible. Haciendo demos o reuniones. Llamar, explicar, entender necesidades de la industria y ver si tenemos una respuesta adaptada. Parte de mi trabajo es explicar desde el minuto uno que esto no es una solución absoluta a todos los problemas de la producción del mundo. Es una solución muy buena a algunos problemas muy concretos.
¿Por qué escogisteis Barcelona para este plató?
Plató Nou es un proyecto específico de Appia. Es nuestro tercer proyecto. Nos dedicamos a montar platós, siempre en colaboración con otra empresa. Lo hemos hecho así en Suiza y París. Y desde junio en Barcelona con Lavinia. La razón es doble. Una es personal, hace siete años que vivo en Barcelona y no quería viajar más. Esta razón me daba la energía para lanzar el proyecto. Pero la razón profesional es que estoy convencidísimo que Barcelona es una ciudad ideal para un plató de este tipo. Esto no lo digo yo. La industria en Barcelona y Cataluña es muy buena, siempre lo ha sido. Llevan muchas décadas rodando anuncios de gran calidad y estos platós son perfectos para este tipo de rodajes. Creo que he tenido la suerte de vivir en un sitio donde creo que hay una muy buena industria de producción, tanto de ficción, publicidad u otras cosas.
¿Qué ofrece Plató Nou?
Básicamente es un plató permanente de producción virtual. Muchos platós de este tipo se montan y se desmontan para un proyecto concreto. No son permanentes. Esta es la fórmula de Netflix en Madrid, por ejemplo. Les va muy bien porque tienen platós gigantes, también presupuestos gigantes que les permite hacer esto. Está muy bien para su fórmula. Nosotros siempre hemos querido tener platós permanentes porque nos permite dos cosas: uno, reducir drásticamente los costes y dar acceso a esta tecnología a muchos proyectos y no solo a los top. Para Appia esto siempre ha sido importante. El segundo, es que nuestro equipo es de plantilla, no son autónomos que vienen a gravar y luego se van. Pueden aprender, porque los tenemos que formar e investigar. En cada momento en el que no hay un rodaje, el equipo está investigando la tecnología. Y este es un trabajo que nos toca, porque es una tecnología muy joven que está en su infancia. Lleva máximo cinco o seis años en su estado actual y por lo tanto hay que trabajar con ella cada día, porque todavía no es estable, hay fallos, y el equipo tiene que estar cómodo con esta tecnología. Otra ventaja es que está en el centro de Barcelona. Y ahí tenemos una fuerza y es que la asociación con Lavinia nos permite ofrecer todos los servicios que hay alrededor de la producción. La idea es ayudar al máximo a las producciones que nos vienen a ver. Con la creación del contenido que lo hacemos nosotros. Con servicios de preproducción y postproducción que podemos hacer también nosotros.
¿Cuáles son las ventajas de los platós virtuales?
La gran ventaja, como he dicho, es para casos muy específicos. Hay que hablar de ejemplos concretos. No hay una ventaja absoluta, general. Me gustaría, pero no es así. Un ejemplo concreto son rodajes de coches. En las películas que se han producido en platós virtuales es el mejor ejemplo. Casi todas ya se hacen así, porque permite grabar coches que se mueven sin arrancar un solo coche. Solo tenemos que posicionar el vehículo frente a las pantallas y luego hacer que el contenido se mueva. Y con eso podemos fingir que el coche se mueve en cualquier parte del mundo a cualquier velocidad. Los actores hacen su trabajo de toda la vida dentro del coche actuando y esto queda muy bien en la imagen final que va a ver el público. Hay muy poca postproducción. La ventaja enorme es esta, reducir drásticamente la cantidad de postproducción que siempre ha sido larga y cara.
Luego hay otras ventajas. Hemos hecho proyectos durante la COVID. No se podía viajar, pero se podía venir aquí. Es un caso muy específico, pero obviamente por razón de presupuesto, muchas producciones no pueden viajar a donde les gustaría. Hemos realizado un proyecto que tenía que ser en Islandia. Hicimos una copia de Islandia en las pantallas LED y la actriz ha podido fingir que estaba allí. La gran ventaja es muy pragmática, es permitir a productoras ir donde no pueden ir, que este sitio sea real o ficticio, esté cerca o lejos. Si por varias razones, no podemos ir, como temas de permisos, presupuestos, pandemias,…Creo que esta es la gran ventaja del plató, dar acceso a sitios que son inaccesibles.
¿Las producciones pueden venir con sus propios equipos de siempre o necesitan un material concreto y específico para rodar en estos platós?
Nosotros somos una suma al trabajo de una producción de toda la vida. Sin cambiar lo que ellos necesitan. Vienen con lo de siempre, el equipo técnico y la tecnología que ya conocen: cámara, luces o lo que sea. Y nosotros nos incorporamos a su ecosistema existente. Lo único que tienen que saber es que con su cámara van a grabar ya sobre una pantalla y esto tiene una serie de consecuencias, algo que llamamos artifacts. Ya que la cámara tiene unos sensores muy sensibles y empieza a ver cosas porque está grabando otro elemento tecnológico. A ellos no les cambia con qué vienen: personas o equipamientos, pero cambiará en el momento de grabar. Por eso siempre en preproducción invitamos a los roles claves como director, director de fotografía y DIT (técnico de imagen digital) para hacer sesiones informativas con nosotros donde les podemos decir: “ojo, si grabas con esta cámara, esta lente con este tipo de contenido te puede salir un artifact tipo muaré”. Aparte, la única cosa es que para grabar sobre una pantalla led la cámara tiene que tener un genlock (Bloqueo de generador). Con una cámara sin esto sería muy complicado grabar. En todo nuestro sistema es como el latido del corazón. Nuestro cuerpo da un ritmo a todos los órganos y todo va en función de eso. Es exactamente lo mismo a nivel digital. Envía un pulso cada x momento y todas las máquinas siguen el mismo pulso, y esto asegura que todo funciona bien. Si hay una latencia en esto, y esto pasa cuando no está este genlock en la cámara, tenemos más problemas. Pero se puede añadir a cualquier cámara.
Si queremos rodar con imágenes reales de Barcelona para luego poder usarlas en las pantallas de un plató virtual. ¿Es un proceso muy complicado o es fácil?
Es fácil y no es nuevo. Hasta Hichcock lo hacía. Todos hemos visto esos efectos visuales que hoy nos gustan, pero que no eran de gran calidad. Un coche que se mueve con una retroproyección en las ventanas. Es exactamente la misma lógica. En algún momento, alguien tiene que ir a grabar la calle que queremos. La ventaja es que, hoy en día, va una persona sola con un coche. Lo hemos hecho hace poco para una serie. Ha ido a grabar con un Smart con cinco cámaras puestas, ya de cine. Va a la calle, graba lo que le pide la productora, nos envía los videos, los ponemos en nuestro ordenador y los proyectamos en las pantallas. Es un proceso largo, porque los archivos pesan, pero estoy hablando de un par de horas. No son días. No supone una gran complejidad.
En un plató virtual puedes crear el mundo que quieras de forma realista desde un paisaje en Vietnam, una calle de París, etc,…incluso efectos como explosiones, nieve, lluvia, etc,…
Contenidos siempre hay de dos tipos. Grabación del mundo real que proyectamos en la pantalla o creación de mundos 100% digitales desde cero. Es la primera pregunta qué hago a los proyectos que vienen. ¿Qué queréis? ¿Cosas reales, una copia digital de algo real o algo ficticio? En el proyecto de Islandia habría sido posible enviar a alguien con una cámara allí, pero hemos preferido crear Islandia desde nuestros ordenadores, para tener básicamente mayor control. La diferencia entre los dos es que, si se graba en el mundo real y se proyecta en las pantallas, no tenemos control sobre este contenido. Se ha grabado ya con un FPS preciso, con una cámara y a una velocidad específica, en un momento del día concreto. Es contenido de gran calidad, pero no se pueden hacer cambios. En el otro campo 100% digital su fuerza es esta. No llega al mismo realismo, pero hay control absoluto sobre todo lo que vemos. Cada productora tiene que valorar que le interesa más, realismo o control.
¿Nos puedes explicar de forma sencilla qué tecnología usa la producción virtual? Lo que vosotros llamáis el tríptico mágico.
Hemos inventado este concepto muy básico en el que la producción virtual se puede resumir como un tríptico mágico con tres componentes fundamentales. El primero es la pantalla LED, es la parte más visible. La segunda parte son los ordenadores. Necesitamos máquinas muy potentes para que el contenido que proyectamos en las pantallas LED funcione bien. Son de resolución muy alta, debido al tamaño de la pantalla. Y la tercera parte del tríptico es un tracker de cámara. Y este es muy importante. Cualquier productora puede venir con cualquier cámara, de cine o broadcast. Vamos a poner una pequeña caja negra encima de la cámara que permite que el tríptico mágico funcione como una sola entidad. El tracker es el link entre cámara, ordenador y pantalla LED. Una vez hemos entendido este tríptico mágico, si vamos a cualquier plató de producción virtual del mundo, siempre tendrán estos tres elementos con marcas y tamaños distintos, pero la base tecnológica es esta. Son estos tres los elementos con los cuales las productoras tendrán que trabajar.
No hay muchas personas que dominen esta tecnología. ¿La idea es también ofrecer formación? ¿En qué consistirá?
Es una tecnología en su infancia que todavía no tiene formaciones oficiales en universidades públicas o privadas. En Appia, como he dicho, somos seis personas que nos hemos tenido que formar a nosotros mismos. Y esto es a base de vídeos de Youtube, llamadas con técnicos de todo el mundo, etc…. Como vimos desde el principio que faltaban muchos técnicos, hemos empezado a crear programas de formación abiertos al público. Hay varios tipos. Para gente que quiere aprender específicamente un programa, se forma sobre este programa durante una semana. No hace falta venir al plató, se puede hacer desde casa. Luego tenemos el curso que tiene más éxito, que es Virtual Production Accelerator. Es un curso de 3 días intensivo durante el cual los participantes podrán tocar todos los elementos de este tríptico mágico: los ordenadores, las cámaras y las pantallas LED. Con ellos hacemos rodajes ficticios: escenas de coche, en el desierto, en ciudades remotas. Esta formación no es una formación tras la cual una persona es capaz de operar un plató así, pero entenderá todo esto a fondo. Y esto es casi lo más importante, porque después de esta formación uno puede decir: “me gusta mucho ser operador y voy a meterme a fondo”. Un productor, una vez que lo entiende, cuando vuelve a su trabajo al día siguiente, puede empezar a presupuestarlo. Un director de fotografía puede empezar a pensar otras técnicas, etc…Este Accelerator es muy positivo en este sentido. Está abierto a cualquier perfil. Hemos tenido de todo: arquitectos, actores, productores, DVP, directores…cualquier persona lo puede hacer sin ningún conocimiento previo. Solo ganas de aprender. Y al final, tendrá una visión muy buena de lo que se puede hacer aquí, dónde habrá problemas y dónde no.