Lucía Dapena, La Selva: "Nos interesa apostar por creadores jóvenes que necesitan apoyo para afianzar su mirada autoral y para impulsar su carrera".

22/07/2019

Este mes entrevistamos a Lucía Dapena, miembro de La Selva. Ecosistema Creativo y responsable de su incubadora, además de documentalista, guionista y productora de contenido. Con motivo de la visita de Lucrecia Martel a Barcelona para participar en su proyecto de Aceleradora, hablamos con ella de La Selva y de todos los proyectos que llevan a cabo dentro del mundo del audiovisual.

¿Qué es La Selva. Ecosistema creativo? ¿Y cómo nació la idea de crearla como una cooperativa basada en la economía solidaria?

La Selva. Ecosistema Creativo es un estudio de producción cinematográfica compuesto por cinco cineastas y productoras iberoamericanas interesadas en la renovación de los procesos tradicionales de producción y difusión de películas.

Para nosotras, La Selva es un espacio de experimentación de todos los procesos creativos cinematográficos, desde la escritura a la post producción, pasando por otras formas de difundir obras y contenidos. Apostamos por narrativas auténticas y diversas, fundamentales en la representación de un mundo plural y multicultural. Creemos en un cine incluyente, auténtico y diverso.

Nos decidimos por una estructura cooperativa porque estábamos cansadas de las estructuras verticales y la jerarquía que existe en la industria del cine. También porque conecta con el trabajo que queremos hacer que parte de colectivizar los procesos creativos y de construir unos flujos de trabajos más inclusivos en el arte cinematográfico. Nos sentimos identificadas con esta manera de hacer y queríamos ser nuestro propio agente de cambio, por eso nos decidimos a crear La Selva.

 

¿Cuáles son vuestros principales objetivos?

La Selva. Ecosistema Creativo nace del deseo de transformación de las dinámicas de producción y de la voluntad de hacer películas de autor con visiones nuevas.

Nuestro objetivo principal es transformar los procesos cinematográficos apostando por un modo de hacer cine que parte desde la colectividad y el cooperativismo. Queremos repensar la forma en la que se hace cine, con el convencimiento de que la creación debe de ser un espacio abierto a todos, dinámico y ágil.

Queremos abrirle camino a películas que se alejen de la mirada hegemónica y que permitan (de)construir los imaginarios y nutrir la industria de nuevas miradas y propuestas arriesgadas.

Otro de nuestros objetivos primordiales es la formación de públicos a través de la creación de espacios accesibles de diálogo, reflexión y aprendizaje en torno al cine, en donde se logre una interacción activa entre el cine y las personas. Creemos que el público debe ser un sujeto activo y no un mero consumidor del cine.

 

 

Uno de vuestros grandes programas es la Aceleradora de creación cinematográfica. Este verano habéis estado trabajando con Lucrecia Martel el sonido. Explicadnos cómo nació esta idea.

La idea de la Aceleradora está inspirada en programas anteriores de formación que una de nuestras socias, Liliana Díaz, venía desarrollando desde hace un tiempo. A partir de esta experiencia formativa que ella ya había puesto en práctica, comenzamos a crear un nuevo concepto que resultó siendo la Aceleradora.

La Aceleradora nace desde nuestro deseo de transformar las dinámicas cinematográficas, ya que está centrada en impulsar la realización de obras de autores emergentes desafiando los tiempos y las formas tradicionales de producción. Para nosotras era importante crear un programa especializado que se centrara principalmente en la experiencia práctica de hacer cine creando un espacio colectivo de cooperación y encuentro cinematográfico.

Cuando le propusimos a Lucrecia Martel la idea de la Aceleradora se ilusionó mucho desde el primer momento y se implicó durante todo el proceso de concepción y desarrollo de la metodología y la forma en la que se llevaría a cabo. Este proceso de intercambio y de creación junto a ella fue muy enriquecedor y muy inspirador. Es una mujer brillante con una visión única y muy generosa en los procesos de creación. Para nosotras fue muy especial que acogiera nuestra idea y nos diera la oportunidad de transformarla junto a ella, adaptándola a su visión.

 

Ya habíais participado en anteriores experiencias, ahora habéis trabajado con Lucrecia Martel en Barcelona como comentábamos. ¿Qué diferencias habéis visto con las anteriores ediciones? ¿Qué aprendisteis de la primera experiencia que os ha servido en esta ocasión?

Cada experiencia de formación es muy diferente a la anterior. Cada uno de los directores invitados tiene una visión muy concreta a la hora de aproximarse al arte del cine y eso es lo más enriquecedor, ya que la Aceleradora pretende reinventarse en cada una de sus ediciones; adaptándose a la visión del director y también al espacio en el que se desarrolla.

En esta edición en Barcelona con Lucrecia, para nosotras fue todo un reto porque su visión era muy arriesgada y ambiciosa. Era la primera vez que la directora daba un universo fílmico tan rico a partir del cual crear y la primera también que los 45 participantes rodaban en una misma locación y todos con los mismos actores profesionales. Por lo tanto, para nosotras fue un reto conceptual y organizativo que nos ha traído muchísimos aprendizajes y muchas nuevas ideas para las siguientes ediciones de la Aceleradora.

 

 

¿Y qué creéis que aporta a los participantes de la misma como experiencia?

Creemos que la Aceleradora es un programa muy enriquecedor principalmente porque da la oportunidad de crear una pieza cinematográfica desde la concepción hasta el montaje, de la mano de un director internacionalmente reconocido, que escucha sus ideas, asesora sus guiones, les da consejos a la hora de rodar las historias y ya en el proceso de edición, visiona los resultados y les da feedback.

Para nosotras también es muy importante el ambiente de intercambio que se crea: 45 directores de países diferentes, experiencias vitales y visiones muy diversas, juntos durante 10 días compartiendo retos y desafíos y enfrentándose de forma colectiva a las frustraciones y los miedos que todo proceso creativo supone. Es un encuentro tan intenso que marca un antes y un después en las carreras de los que participan, por los lazos que en él se tejen y las oportunidades profesionales y creativas que genera.

 

 

A parte de la aceleradora, tocáis diversas vertientes como el Laboratorio, ¿en qué consiste?

El Laboratorio también es un programa formativo pero está dirigido a autores y productores que tienen un proyecto propio de ficción o documental. Está centrado en la reflexión y el asesoramiento de dichos proyectos para impulsar películas con una fuerte visión autoral poniendo a su disposición la experiencia y el conocimiento de destacados profesionales del cine internacional.

Está pensado como un programa integral donde no sólo se trabaje en cuestiones de escritura y guion, sino también se analizan los procesos de producción y las posibilidades de distribución de cada uno de los proyectos, buscando la coherencia en su crecimiento y avance.

La idea es que se celebre en una residencia aislada en un entorno natural y aislado en donde poder encontrar calma e inspiración. El aislamiento de los participantes en este espacio incrementa la concentración, al mismo tiempo que rompe con la soledad artística que impera en los procesos de desarrollo de películas, creando un espacio colectivo de pensamiento cinematográfico donde se compartan los procesos creativos.

 

Muchos de vuestros proyectos están enfocados a ayudar a desarrollarse al talento joven, ¿qué necesidades creéis que tienen estos jóvenes?

Principalmente, sentirse acompañados y arropados en una industria que es tan competitiva y en la que cuesta tanto encontrar un lugar. Nosotras mismas creamos La Selva para encontrar un espacio en donde compartir nuestras inquietudes y proyectos y así poder llevarlos a cabo sin que suponga tanto desgaste profesional y personal.

Por ello queremos crear espacios similares para los directores emergentes para que vean que sí es posible hacer cine de otra forma y que hay mucha gente que está dispuesta a colaborar.

Nos interesa también apostar por creadores jóvenes que necesitan apoyo para afianzar su mirada autoral y para impulsar su carrera.

 

 

Tenéis cuatro trabajos en producción o en diversas fases de desarrollo: La verdadera historia de Willy Muñoz, Xiao Qiang had a daydream, O silencio herdado i O navio e o mar. ¿Qué os llama de un proyecto para producirlo y por qué estas cuatro historias?

Para nosotras es muy importante apostar por películas de autoras que tienen nuevas miradas y propuestas arriesgadas y que tristemente no tienen un espacio en la industria hegemónica del cine. Nos interesa producir películas que muestren nuevas visiones del mundo que permitan repensar la imagen y (de)construir imaginarios para nutrir la industria de nuevas experiencias artísticas y cinematográficas.

La imagen tiene mucho poder en cuanto a la representación, la perpetuación de estereotipos y la construcción del otro como un objeto de estudio cinematográfico más que como un sujeto activo y político que puede contar sus propias historias. Para nosotras es muy importante la auto representación en el cine y por eso, apostamos por autoras que miran y cuentan, desde otros lugares y otras latitudes, historias que las atraviesan de una u otra manera, con visiones decoloniales, feministas...

Las cuatro películas que tenemos en producción cuentan historias muy diferentes y están dirigidas por autoras de experiencias vitales muy diversas, pero todas desafían discursos aprehendidos y tienen miradas y sensibilidades radicales, en el mejor sentido de la palabra. 

Xiao Qiang. Primera ensoñación dirigida por Xisi Sofia Ye Chen es un cortometraje sobre el deseo de libertad de un niño en la China rural; O navio e o mar dirigida por Everlane Moraes y Lara Sousa es un documental que versa sobre las diferentes visiones de la afrodescendencia y la negritud entre las dos directoras, procedentes de Brasil y Mozambique; La verdadera historia de Willy Muñoz dirigida por Jana Montllor, sobre la figura de su padre Ovidi Montllor y la memoria colectiva; y la película documental O silencio herdado, dirigida por mí misma, habla sobre la (des)memoria a través de la historia de mi abuelo, esclavo del franquismo durante la posguerra española.

 

Dentro de vuestro espacio En movimiento, ofrecéis talleres a niños como Descubramos el cine a través de Stanley Kubrick. ¿En qué consiste este taller y cómo reciben los niños este acercamiento al cine?

Los talleres de cine para niños son algo que nos encanta hacer. Nos divertimos muchísimo y es un espacio que nos permite acercarnos al cine de otra manera; desde un lugar más simple y desenfadado.

Este taller pretende acercar el cine a los más pequeños con Stanley Kubrick como referente. Sus películas son famosas por los efectos especiales y por el minucioso trabajo de arte. En los talleres los niños crean las vestimentas de los personajes de las películas de Kubrick con materiales reciclados. Se disfrazan, se maquillan y más tarde, con la tecnología chroma key, pasan a verse dentro de sus escenografías y efectos especiales.

 

¿Cuáles son vuestros proyectos de futuro?

Ahora mismo estamos trabajando en la segunda edición de la Aceleradora y en la primera edición del Laboratorio. También estamos avanzando en los procesos de las películas que estamos produciendo para llevar a cabo los rodajes a finales de 2019 y principios de 2020.

Nos encantaría en un futuro gestionar nuestro propio espacio de encuentro cinematográfico donde pensar y desarrollar nuestros programas y proyectos: una fábrica de creación de cine.