La plaza y la bajada del Monasterio es el epicentro de un espacio que parece ajeno al desarrollo contemporáneo de la ciudad. 

En la plaza del Monasterio, situada en la parte más oriental del recinto monástico, se ubica la entrada principal de la nave principal y también el acceso al Museo del Monasterio, en el que se puede observar el magnífico claustro. 

Está formada por un pequeño rectángulo delimitado por una calle que la bordea. Antiguamente, el espacio de la plaza formaba parte del recinto medieval propiedad del Monasterio, el cual pasó a manos particulares a partir de 1870 mediante subasta pública. 

A inicios del siglo XX se inició la urbanización de la plaza y las calles que la rodean. Se dio un toque de elegancia con elementos rústicos, sobre todo a los pavimentos, que otorgan al conjunto un efecto increíble. Es de los últimos espacios con adoquines que aún quedan de la ciudad. La rodean varias especies de árboles, entre ellos pinos, plátanos y palmeras.