Victoria acaba de descubrir que le queda poco tiempo y su principal preocupación es resolver el futuro de Mauro, su hijo adolescente. Tras años de distanciamiento con su ex-marido, Salinas, el padre de Mauro y un reputado músico, Victoria se pone en contacto con él para proponerle vender la casa que ambos poseen en Galicia, llamada Atlantis, para dejarle algo de dinero a su hijo. Pero Salinas se niega y propone que Mauro vaya a vivir con él. Victoria no está de acuerdo porque no se fía de Salinas, quién subrepticiamente ya ha empezado a fortalecer su relación con Mauro. Victoria decide decirle a su hijo lo de su enfermedad, pero Mauro, incapaz de aceptar que su madre está muriendo, se refugia en la defensa interesada de su padre.
La relación entre madre e hijo se deteriora poco a poco. Mauro huye a La Coruña, donde descubre las mentiras y la maldad de su padre. Cuando Victoria va a recoger a Mauro a la casa que ella y Salinas compartieron un día, se reconcilian con el pasado y padre e hijo acuerdan resolver sus diferencias y dejar que Victoria viva sus últimos meses en paz.
Fotografías: