Alfred Allmers y su joven mujer Rita viven en una bonita y aburguesada casa de campo en una isla de la costa noruega con su único hijo, Eyolf, que se quedó cojo en un desafortunado accidente y necesita llevar muletas. Hace ya algún tiempo que existe cierta tensión sumergida entre Alfred y su mujer.
Al principio del relato, Alfred está practicando montañismo en uno de los parajes naturales más fabulosos de Noruega (el glaciar Jostedal), donde descubriremos que realmente está intentando darle un sentido a su vida. Al volver a casa, Alfred se reúne con Rita, Eyolf y su hermana Asta, que es pintora y profesora de la escuela de arte local. Ese mismo día, Eyolf se reúne con los chavales que juegan en el muelle, cae al mar y se ahoga; nunca se recuperará su cuerpo. A partir del funeral del pequeño Eyolf somos testigos de la casi destrucción total del matrimonio de Alfred y Rita, cuando se dicen que realmente no amaban a su hijo.
La muerte del pequeño lanza, además, serias dudas sobre la relación de los dos hermanos, Alfred y Asta; el amor que les une no es tan fraternal como les gustaría pensar.
Finalmente, el matrimonio de Rita y Alfred, espoleado sin piedad por la presencia fantasmal del pequeño, se hunde sin remedio. Asimismo, la relación entre Alfred y Asta se verá destruida, no tienen más remedio que huir el uno del otro para siempre cuando toman conciencia de la naturaleza incestuosa del amor que comparten. Ya completamente solos, Alfred y Rita se ven obligados a enfrentarse a su pasado, con la pesada carga de todas las cosas que se dejaron por hacer. Esperan poder encontrar en el proceso la fuerza y el coraje necesarios para dar un nuevo sentido a sus vidas.