Este mes entrevistamos a Natàlia Ejarque, Green manager del film Harta, dirigido por Júlia de Paz y que ha creado un departamento de sostenibilidad para todo el proceso de creación desde el guion.
Ejarque empezó su carrera dentro de la RCC (responsabilidad social corporativa). Trabajó en Bélgica en una gran red de ONG llamada Can Europe, que escuchaba todas las problemáticas climáticas de los países de la Unión Europea y en la agencia Climática de Naciones Unidas. Y más tarde realizó un máster en PROA sobre producción ejecutiva donde apostó por la sostenibilidad. Actualmente, forma parte del departamento de sostenibilidad de a la CCMA y lo compagina con la sostenibilidad en otras producciones audiovisuales como el film Harta o la serie Esto no es Suecia, que han rodado en Barcelona y con las que ha trabajado con el certificado Green Film.
¿Cuál fue tu primera experiencia en el mundo de la sostenibilidad aplicada?
Fasten fue la primera productora que me dejó hacer la primera aproximación con una película pequeñita, O Corpo Aberto, coproducción entre Galicia, Portugal y Cataluña. No pude ni ir, tuve que hacerlo todo en línea con una chica que me designaron que me hacía de cara y ojos allí. Puse ciertas medidas que tenían más que ver con el respecto al medio ambiente, porque rodaban en regiones protegidas. También con temas de cáterin, uso de agua, cosas que son del día a día, pero que tienen mucho impacto. Una reducción sobre todo de transporte, ya no tanto temas de energía. Hicimos una memoria de cosas que habíamos hecho, que nos habíamos propuesto hacer y habíamos o no conseguido, cosas que directamente no se pudieron hacer, oportunidades de mejora. Fue una buena práctica.
En aquel momento, si mirabas la agenda 2030 y los fondos Next Generation, era evidente que solo financiarían proyectos que se alineaban con los objetivos de sostenibilidad. Cataluña siempre ha estado muy conectada con Europa. Y el ICAA hizo el mismo, pidiendo una estrategia. Es entonces cuando dices: “algo está pasando”. A partir de aquí fue muy rápido. La gente te conecta, te recuerda del máster donde les insistía en el tema de la sostenibilidad. A los pocos meses, en Sitges salió la primera guía catalana de la mano de la Catalunya Film Commission con una conexión con la Trentino Film Commission. Allí nos presentaron un workshop que se hacía por primera vez y me inscribí para tener esta información.
Te has formado un poco con la práctica, puesto que no hay mucha formación reglada, ¿no?
¡Qué va! No hay ni naming. Le han llamado ECO PA, que es asistente de producción, pero hay muchos niveles. El manager que tiene un grado más de coordinación. El consultor al que normalmente se le pide un perfil más de ambientólogo, pero con una formación algo más hacia la capacidad de saber hacer una ISO o una auditoría. Todo esto cogerá forma, pero en el momento en que empiezo a estudiar, no tiene nombre.
Vuestra pregunta me la hicieron en el 2020 en la presentación del proyecto del máster. “¿Cómo le dirías a esto? ¿Estás diciendo que hay un nuevo departamento?”. Yo les decía que tiene que ver con producción, porque es un híbrido y toca muchos sectores. Siempre les decía: “nos tenemos que entrenar, tenemos que saberlo hacer para cuando llegue y sea obligatorio”. Si eres un eléctrico, no sabrás de la noche a la mañana cómo iluminar con LED, por ejemplo. Hay un factor real de formación para todo el mundo. Se está empezando a hacer red.
Hay una consultoría, que es alguien que te ayuda a hacer el plan, hay una persona que está entremedias, que he sido yo, que es parte de la producción y de acceso a la producción, y después, quizás alguien que está algo más en el campo y batalla siempre. Es quien finalmente te ayuda algo más con las cosas más prácticas y el cumplimiento del plan. A mí me ha tocado muchas veces hacer el híbrido entre las dos últimas.
¿Está cambiando mucho lo que se pide?
En las instituciones públicas empezó siendo valorable e irá hacia obligatorio. Ahora ya están hablando en el ICAA de un departamento de sostenibilidad. Lo veo muy bien, porque cuando quieres financiación, te piden que envíes todo un presupuesto de cómo has dividido tu película. En Esto no es Suecia o Harta, hay un presupuesto vinculado a la sostenibilidad. Al menos ya estás añadiendo un sueldo, si añades a alguien. Y seguramente, si te certificas, porque hay un coste que es el certificado, la auditoría. Aunque sea 1000 euros. Todo el mundo te pedía una estrategia de sostenibilidad, pero no se volcaba, presupuestariamente. Claro que la sostenibilidad será cara si no lo prevés antes. Justamente en Harta hemos ahorrado en material desechable, del cáterin en sí, porque modificamos la propuesta. No había carne de ternera, ni refrescos y nos abarataba por persona dos euros los costes del cáterin. Si calculas 50 personas por cinco semanas, son casi 4.000 euros ahorrados
La persona que sea Green manager tiene que tener la capacidad de habla con números, porque si hablas con dirección de producción, querrá números, no querrá la explicación, la parte emocional, el impacto... Quiere saber qué le costará. Si haces la estrategia siempre teniendo en cuenta la económica, te puede abrir las puertas porque verán que en realidad no es tan cara.
El ICEC tiene una subvención que te cubre costes si aplicas una estrategia más sostenible con un tope de 20.000 euros, que es un regalo. Esto se tiene que tener en cuenta desde la financiación. Puedes tener hasta un máximo de financiación pública en un presupuesto total de una peli. Es decir, no puedes ser 100% público. Y si lo hinchas de financiación pública, no sabes si te darán exactamente...
Lo que necesitas.
Lo veo mucho cuando me preguntan cuándo entro yo en la sostenibilidad, y les pregunto por el presupuesto y la necesidad pública. Imagínate que te han dado todo lo que necesitabas desde la parte pública. Y los 20.000 euros de sostenibilidad, que son maravillosos, ya no los puedes pedir. Tienes que contemplarlo en tu plan de financiación. Tiene que quedar claro que la película ha entendido, ha estudiado y tiene una persona desde el principio.
La mayoría de las producciones no tienen una persona desde el inicio que se encargue de la sostenibilidad, y esto sería el ideal, ¿no?
Claro. En Esto no es Suecia me llamaron y rodaban la semana siguiente. Lo hemos hablado mil veces con producción, porque hay muy buena sintonía y hemos hecho juntas el primer certificado de serie. Dijimos que era la primera cosa a mejorar. Se consiguió, sí que es verdad, y se hicieron muchos esfuerzos, pero no tendría que haber sido desde aquí. Se habría podido hacer mucho más tranquilamente y era un tema absoluto de tiempo. Tienen muy claro cuando entra el director de foto, las direcciones, los ayudantes, etcétera. Está superestudiado. Pero en sostenibilidad, ven un sueldo más. Y el problema es, cuando tú ves un sueldo más, pero no lo entiendes, te molesta. Y, por eso es muy interesante hacer charlas a la industria.
En Harta se entró a tiempo. Tenía un vínculo muy grande con la ejecutiva, y desde abril del 2023 hasta junio, estaba trabajando. Han pasado cosas, pero se ha podido hacer tranquilamente. Se ha entendido y se han hecho charlas. Pero, realmente, creo que hay una parte muy importante de entender con quién trabajarás, que, al final, es con producción y que lo entienda.
La comunicación asertiva es tanto del emisor como del receptor. Puedes explicarlo, pero si el otro no quiere, no se entenderá. Hay una parte que no se está hablando mucho, porque no interesa. Creo que tanto Oliver (Lupiañez de K is for Knowledge), como yo, lo hemos intentado hacer, pero hay momentos muy duros. De ser muy cuestionado, de poca sensación de equipo, como si desafiaras algo o auditaras. Nada, de eso. De hecho, funciona de una manera muy cooperativa.
Tienes que conocer en qué terreno juegas. Hay gente que cree que es una mentira, que lo reciclan todo en el mismo sitio. Que cogen los cuatro casos de greenwashing y duermen con ellos para hacer cero esfuerzos. Hasta que no se trabaja y no tienes ejemplos, siempre tienes esa sensación de que los productores quieren puntos. La industria está superverde todavía como para asumirlo. Son muchos años no haciendo esta práctica y no es un tema de confianza, es un tema de poca práctica, de no tenerlo en cuenta.
El cine se tiene que acostumbrar como cualquier industria y les está llegando ahora. No es que se les pida hacer el gran trabajo de investigación, hay muchas ofertas que ya están viniendo así, como de iluminación. Quizás ahora tienen un precio más elevado porque se tiene que amortizar una nueva tecnología. Pero de aquí a dos días, y además contando con líneas de subvención que lo pueden cubrir, se puede hacer. Hay un mensaje muy importante que es, ya hacemos muchas cosas. Hay otras donde todavía podemos hacer mucho más
¿Cómo habéis aplicado esto a Harta? Habéis creado un departamento específico de Sostenibilidad.
Des del principio, con Sergio, el productor ejecutivo de Astra (una de las productoras de Harta), nos planteamos que la película tenía que ser un piloto más para el cine. Más allá de la propuesta artística que tendrá, que es brutal, ya se asumió que haríamos un plan de sostenibilidad.
Propuse a Sergio ir juntos a un workshop, porque ya es un sello más y un trabajo avanzado. Nos escogieron y fue muy bien. Ya sabía con quién quería trabajar a nivel de consultoría. Había trabajado en Esto no es Suecia con Oliver y se lo propuse. Cerré el catéring muy rápidamente, aunque no teníamos fechas fijas, porque son las cosas más importantes.
Al principio no teníamos departamento pensado. Igual que ponerlo en un presupuesto lo hace más presente, ponerle un equipo, creo que también. Un departamento de sostenibilidad donde ponemos las figuras reconocidas, y así empieza a tener sentido lo que se explica fuera y lo que hacemos desde dentro. Porque al final todo el mundo dice: “eco-consultant, eco-manager, eco-asistente”, y se preguntan: “ya, pero dónde están y qué hacen”. Era un poco jugar con las tres figuras, a pesar de que yo en realidad era un híbrido, porque no había eco-asistencia. La pedí, pero no se pudo por, como siempre, por presupuesto. Yo hacía entre asistencia y management, y Oliver, la parte de consultoría con Gabriel. Y ostras, un gran cambio, ¿eh? Nació como elemento para llamar la atención. Con todo el sentido del mundo. Porque nosotros teníamos claro que nuestro trabajo sería el mismo, pero dirección de producción se dirigía a ti de forma diferente, por ejemplo.
El resto del equipo, ¿cómo recibió la creación del departamento?
Había más preguntas. Además, la gente sabía que un día nos auditarían, que de alguna manera nos verificábamos. Es decir, lo teníamos que hacer bien y lo teníamos que poder demostrar. Esto hace que la gente se ponga más las pilas o que se lo tome más en serio. No que se lo crea más, que es la gran lucha. La sostenibilidad tiene este vínculo curioso con la creencia, no es suficiente todo el dato científico, todavía te lo puedes creer o no. Pero claro, es como una religión, parezco cómo...
¿Un profeta predicando en el desierto?
Exacto. Tienes que tener paciencia. Todo el mundo tiene una opinión sobre sostenibilidad. Y se convierte en un supertema de conversación y la cuestión de tu trabajo. La línea es superfina. Sobre todo, vas mucho a los departamentos a hablar, se hace una reunión previa con cada uno, y a todos se les pide propuestas de acciones. Por ejemplo, en maquillaje. Ahora la Green Film también pide que haya productos certificados, no probados con animales, que se puedan reciclar, cómo limpiamos también y qué gestión hacemos de este maquillaje, etcétera.
Lo primero que les explico es lo que queremos hacer, por eso espero que ellos también me den respuestas. Siempre les decimos, si quieren que hagamos una búsqueda de proveedores. De hecho, la hacemos y muchas veces la proponemos, pero otras, ellos mismos ya usaban aquella marca, es lógico, es su trabajo. Te dicen: “me encantaría usar estos productos, el problema es que son más caros”. O al revés, no lo son. En Harta pasó. Me dijo la maquilladora: “soy embajadora de una marca de cosméticos naturales, tengo todo el set a casa, pero no lo llevo porque utilizo las cuatro marcas de siempre”. Y lo estudiamos.
¿Qué estás generando, sobre todo? Más preguntas. Sí que es verdad que hay gente que te lo cuestiona, pero otra te pregunta mucho, se lleva mucho a casa, y te explica barbaridades que se han hecho o agradecen el cambio.
¿Puedes poner ejemplos prácticos de lo que habéis hecho en Harta?
No hemos usado vasos desechables. Encontré unos proveedores de vasos reutilizables. Era la primera vez que trabajaban en el cine. Tienen hasta 200 lavados, no hicimos tantos. Todavía los podían reutilizar. No hemos comprado vasos de plástico duro, que fue el primer paso que hicimos en Esto no es Suecia. Se quedan en la productora para la próxima peli, que puede ser de aquí a dos años. Este plástico, seguramente cuando vuelvas a rescatarlo, no lo querrás. Si hacemos vidrio, entonces los tenemos que cargar. Hemos hablado de todos los materiales posibles.
Con el tema energía, si pagaras tú esta luz en casa... Pasa con maquillaje, por ejemplo. Todo el día las luces encendidas. ¿Qué estamos iluminando si no hay nadie? También si recogieras la basura y la comida que se tira, que lo hace producción, pobre. Obviamente, tenía muchas propuestas que claramente no eran...No diría amables. Como, por ejemplo, que un día a la semana cada departamento tire la basura. No digo siempre, pero que vivan la experiencia de ser de producción. Puesto que somos una comunidad, que el día que nos vaya mejor, hablándolo con dirección, tiren los 40 bocadillos. Porque el excedente es muy complicado de gestionar, mejor reducir el residuo de inicio. Hay gente que se come 3 bocadillos, otros ninguno. Si tú evalúas toda la propuesta alimentaria, que es una barbaridad, quizás harán algo más si no los ven desaparecer. Esto producción lo tiene muy claro, porque lo vive, pero todos los otros departamentos no. Te preguntan: “¿esto se tiene que tirar?”, no son conscientes que quizás se tiran 40 bocadillos cada día. Los excedentes alimentarios son complicados, por temas sanitarios. No queremos intoxicar nadie, pero si hubiera un cáterin que tuviera un vínculo, por ejemplo, con un comedor social. Lo valoraríamos.
Quise repetir en Harta el cáterin con el que trabajé en Esto no es Suecia, porque sabía que partían desde la sostenibilidad. Por cómo funcionaban y como eran, aceptaban mucho los cambios, los retos, tenían ganas, propuestas... es lo que necesitamos ahora mismo.
Con esto no solucionábamos poder eliminar las cápsulas, por ejemplo. Y a 3 días de rodar todavía estábamos buscando máquina...En este caso fue Incapto. Hicimos una reunión, producción, cáterin y yo. Quedamos que cáterin se encargaría de las cafeteras, que serían de alquiler, pero que las pagaría producción. Por lo tanto, al final, por peso, por precio, encontramos la máquina perfecta, que nos ha funcionado maravillosamente. Era una superautomàtica pequeñita de grano. La última parte que tuve que batallar fue dirección de producción, que decía que se estropearía y rompería el ritmo del rodaje. Ni una vez se estropeó. Aparte teníamos cuatro, usamos dos, y las otras eran backups. Hemos querido adherirnos a un certificado que pide que haya café en grano para llegar a la puntuación. Me parece muy lógico, porque las cápsulas son muy contaminantes. Aparte, hay una gran diferencia de gestión de la basura sin vasos y sin cápsulas. Producción me lo decía siempre: “es que no pesa la basura”.
Aparte de temas de sostenibilidad en Harta, ¿has hecho otras cosas que no tenían nada que ver?
He estado desde el principio. He hecho previa, rodaje y el cierre de todos los indicadores de informe que enviaremos a Bureau Veritas. Fui a Berlín al Script Lab, nos cogieron la película en un laboratorio de guion. Cerramos la coproducción con Bélgica. Me he podido vincular desde un lugar más ejecutivo y de producción. He entendido muy bien cómo es la estructura. Desde guion también pude hacer propuestas de cambios. Había dos escenas de paralelismos entre el padre y la niña con una botella de cerveza, donde el padre juega con la etiqueta. Más adelante, ella hacía lo mismo con una botella de agua de plástico. Le dije a la directora si la podíamos cambiar por una de vidrio y me dijo que sí. Después había una fiesta de cumpleaños donde hicimos una propuesta de mesa atractiva, pero sostenible. La directora estaba muy implicada. Lo poco que podamos decir hacia fuera, desde una parte indirecta, también se tiene que tener en cuenta. Se trabajaron todos los ejes posibles.