Hace 30 años Hernando Toro encontró su vocación: retratar aquello marginal. En su estudio de fotografía en la prisión Modelo de Barcelona, donde estuvo preso por narcotráfico, aprendió a ver a los humanos más allá de sus crímenes. Hoy, desde una pensión en Bogotá continúa explorando el alma de los excluidos, negándose a morir como artista en medio del anonimato.