El fino campanario románico de Sant Esteve hace que la silueta de Tavèrnoles sea inconfundible. Está situado al final de la Plana, donde empiezan a levantarse las Guilleries. Una reconocida gastronomía convive al lado de antiguas piedras que hablan de familias nobles y poblados antiguos (Sant Feliuet de Savassona), de senderos que suben hacia el legendario paraje de las Guilleries o se dirigen hacia los riscos que dominan el valle de Sau desde esta vertiente, y de rutas para recorrer a caballo o con bicicleta. Tavèrnoles es el punto de entrada del pantano de Sau por su extremo occidental y un buen lugar para iniciar la visita al monasterio de Sant Pere de Casserres, notabilísimo edificio de factura románica que se encuentra dominando el curso del Ter.