Situada entre las playas de San Sebastià y la Barceloneta, la playa de Sant Miquel debe su nombre a la iglesia de Sant Miquel del Port, construida en 1755.

La playa de Sant Miquel es una de las más antiguas de la ciudad y tiene una longitud de unos 420 metros. Situada junto a la plaza del Mar, es uno de los puntos más concurridos del litoral barcelonés.

Puedes llegar fácilmente en transporte público, ya sea en metro (Barceloneta L4), en autobús (líneas 10, 14, 16, 17, 36, 39, 40, 45, 51, 57, 59 y 64), en tranvía (parada Ciutadella-Vila Olímpica) o en Bicing, ya que tienes un par de estaciones cercanas (calle Pontevedra / Judici y calle Atlàntida 82).

En la playa de Sant Miquel se facilita el acceso y el disfrute a todos los usuarios y usuarias, y en especial a aquellos que tienen alguna limitación en su movilidad. La playa dispone de reservas de aparcamiento con itinerarios accesibles hasta la playa seca, señalización e información visual y táctil, lavabos adaptados, pasarelas de madera hasta el agua y duchas adaptadas con sillas. También cuenta con transporte público adaptado que facilita el acceso.