Esta parte del Museo de Historia de Girona correspondía a la planta subterránea del antiguo convento de San Antonio, de frailes capuchinos, constituye la parte más antigua, anterior al año 1762. Entre los espacios de esta planta cabe destacar la cisterna, interesante ejemplo de aljibe con bóvedas de piedra sobre pilares, con unas dimensiones de 15 metros de altura y 10 x 10 metros de ancho, utilizada para recoger y almacenar las aguas pluviales y así poder abastecer de agua el convento.

Es una sala de planta cuadrada de 95 m2, con un pilar central y techos altos, que le dan una singular sonoridad. Está equipada con un carril de alumbrado  de forma cuadrada y dispone, en tres de las paredes, de cables paralelos separados entre ellos 320 cm.