Ricco tiene un restaurante en crisis, un matrimonio en crisis, una hija en crisis y un amigo llamado Momo. No está mal. Sobre todo cuando le informan de que ha recibido la herencia de un familiar lejano en la Côte d'Azur. Ricco no pierde ni un segundo y se va con Momo a reclamar su ''fortuna'': una modesta funeraria, muy endeudada, que se dedica a organizar despedidas decentes para los fallecidos de las clases menos privilegiadas. Ricco no se deja intimidar por la sorpresa e inicia el papeleo para vender el negocio a la competencia, una subsidiaria de una gran empresa americana que se llama Enterradores Universales. Pero una cláusula del testamento lo detiene todo en el último momento. Para reclamar su herencia, Ricco debe trabajar como sepulturero durante un año y hacer funcionar el negocio familiar... en competencia con el monopolio despiadado de Enterradores Universales que ha terminado con todas las funerarias del distrito.