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Un trágico accidente es el punto de partida de Com si fos ahir. Un accidente, pero, que tiene un efecto positivo: el reunión de unos antiguos compañeros de instituto que, después de veinticinco años, se encuentran en el funeral de uno de ellos. La época del instituto, cuando hacían BUP y COU al Reina Sibila, los convirtió en un grupo heterogéneo, gamberro y lleno de vida. En los años 80, eran una pandilla de jóvenes que se pensaban que serían amigos toda la vida, pero después esta les fue repartiendo fichas muy diversas. Y ahora, cuando ya tienen casi cincuenta, se reencuentran y, poco a poco, retoman aquella amistad, dándose cuenta que las expectativas de vida no siempre se cumplen y que, si lo hacen, siempre van cargadas con alguna sorpresa. Para todos ellos, volver a tener un grupo de amigos representa un oasis lúdico en medio de los dolores de cabeza de cada día. Ahora vuelven a tener alguien con quién cenar o tomar una copa para distraerse. Pero cuanto más se estrechan los lazos, más se complican las relaciones. A pesar de las fricciones, las desavenencias y los conflictos puntuales, forman un grupo compacto que se ayuda a seguir adelante.