Fabián y Miguel, dos soldados españoles destinados en Macedonia, pasan el tiempo jugando a cartas. Quién saque el as de picas debe disparar hacia unas gallinas que hay a lo lejos. Pero cuando llega el turno de Miguel, en vez de apuntar a las gallinas, apunta, dispara y mata a una joven prostituta.
Cinco años más tarde, de vuelta en España, Miguel sale de la cárcel y se pone a buscar a su viejo amigo. Fabián, que ahora trabaja como jefe de seguridad de una empresa de transporte, ha rehecho su vida y está a punto de ser padre. Miguel nunca le ha perdonado por denunciar el incidente con la prostituta, por tener que abandonar el ejército y los cinco años en la cárcel. Amenaza con matar a Fabián en el acto y allí mismo, pero éste le desafía a que lo haga mirándole a los ojos. La bravuconada de Miguel termina y él se marcha, asegurando que el juego no ha hecho más que empezar. Una serie de cadáveres aparecen en el área, todos con una misteriosa carta a su lado. Fabián ignora que la investigación policial apunta a él como culpable.

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