La doble vida del faquir vuelve al escenario de un colegio de Sant Julià de Vilatorta donde, en 1937, en plena Guerra Civil, un cineasta en la clandestinidad, junto con una serie de niños huérfanos disfrazados de sultanes y exploradores, rodó una exótica película de aventuras. Sus protagonistas reviven aquellos días de la infancia, cuando pudieron cambiar las batas por turbantes orientales mientras la realidad imponía su propio baile de disfraces con uniformes militares y capellanes vestidos de paisano.
Rodada en: Barcelona, La Garrotxa (La vall de Bianya), Sant Julià de Vilatorta.
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