Escritor que no publica, escultor que no expone, cineasta que no hace películas... aficionado de todo y profesional de nada, Durán vive en una buhardilla. Frente al escándalo de sus familiares, su hija, que vive con él, es la única que lo comprende. Un productor cinematográfico al que bombardea con una sinopsis diaria, a cuál más extravagante, le reprocha su fantasía y le reta a que durante 24 horas observe atentamente lo que ocurra a su alrededor, para comprobar que todo lo que sucede obedece a una lógica rigurosa.