Anabel, impulsada por la carrera diplomática de su marido, dedica su vida a la filantropía. Su entrega en la ayuda desinteresada a los demás la han alzado en popularidad, exponiéndola como referente en conseguir donaciones para organizaciones humanitarias entre su exclusivo círculo. Es precisamente en una de estas cenas benéficas en la que se encuentra de frente con su pasado al reconocer en una de las camareras del servicio de catering a su hija Chiara, a la que abandonó cuando tenía ocho años y que no había vuelto a ver en treinta y cinco años. No es una casualidad, Chiara la ha buscado.
Rodada en: Barcelona, Gualba, Santa Fe del Montseny, Parc Natural del Montseny, Sant Vinenç de Montalt, Fogars de Montclús, Prat de Motlló, Palau Solità i Plegamans, L'Hospitalet de Llobregat, Terrassa.