Marvin & Wayne: “Para profesionalizar el cortometraje, necesitamos que la industria, la prensa y la televisión se impliquen totalmente”

27/01/2017

Entrevistamos a Pablo Menéndez y Josep Prim, responsables de Marvin & Wayne, distribuidora internacional de cortometrajes, después de saber que uno de los cortos que distribuyen, Timecode, de Juanjo Giménez está nominado a los Premios Oscar 2017.

- ¿Cómo surgió la idea de montar una distribuidora internacional de cortos?

La idea surgió con un grupo de amigos que estudiamos juntos en una escuela de cine, ya desaparecida, en Barcelona. Nuestra área era la producción pero de repente descubrimos el mundo de la distribución y nos interesó mucho.

 

- ¿Por qué apostasteis por el cortometraje concretamente?

La distribución era un mundo nuevo para nosotros y también lo era para muchos realizadores. En Cataluña no había nadie que se dedicara específicamente a la distribución de cortos y nos dábamos cuenta que la mayoría de los trabajos en los que habíamos participado nosotros mismos, se quedaban parados. Creíamos que había un hueco, un nicho. De eso hace ya casi 8 años.

Poco a poco fuimos descubriendo el recorrido que tienen. Y ahora, después de estos 8 años, somos discípulos del corto total y absolutamente. El corto es un gran desconocido, pero a medida que lo vas descubriendo, te enamoras totalmente. Es mucho más libre, es cine puro sin restricciones e impedimentos, situación que no siempre se da en la realización de largometrajes.

 

- ¿Qué diferencias hay entre distribuir un corto a distribuir un largometraje?

La vida de un corto está principalmente en los festivales, salvo excepciones muy contadas. Muchos largometrajes también realizan un camino hacia los festivales, pero se suele limitar a 5 ó 6 certámenes. Pasado este período se busca la salida en una sala comercial.

De momento, los cortometrajes tiene escasas posibilidades de ser proyectados en salas comerciales, la mayoría de ellos se muestran tan sólo en festivales. Y así, ¡un cortometraje puede llegar a mostrase durante un período de dos años en medio millar de festivales!

 

- ¿Creéis que el corto tiene el reconocimiento que se merece?

Realmente no. El problema es que no llega al público general, ni siquiera a la gente de la industria, que penaliza el corto y da más prioridad al largometraje. Si la misma industria no ve el potencial del corto, menos lo va a ver el público. Nos da mucha pena, porque en muchos casos los profesionales que se dedican al audiovisual lo tienen muy olvidado, y además lo ven como de segunda categoría o de estudiantes… ciertamente no lo tienen demasiado en cuenta.

 

- Han pasado ya 8 años desde vuestros inicios, ¿cómo ha influido la revolución digital en las dinámicas de vuestro trabajo?

Ha cambiado, de forma positiva, por la facilidad y el coste para inscribir un corto en un festival, así como el envío del mismo. Ahora todas las gestiones se hacen online. Aunque también hay una parte menos estimulante, por supuesto, y es la masificación. En un solo clic puedes mandar el corto a varios festivales. No es lo mismo que ir cien veces a correos y mandar los materiales en paquetes postales.

 

- ¿Cuál ha sido el antes y el después de este proceso?

Antes de la irrupción del digital, la única manera de presentarse a un festival consistía en rellenar un  formulario y mandarlo por correo postal, junto a un dvd. De hecho, cuando empezamos, nosotros íbamos con un carretón de esos de cartero lleno hasta arriba, cada semana.

Poco a poco se popularizaron plataformas digitales que ponen en contacto al cineasta o distribuidor con el festival, así que lo que haces es rellanar un formulario muy concreto y subir a esa web el corto. Por un módico precio, la plataforma te muestra todos los festivales asociados y con un simple clic puedes inscribirlo. Ha sido un cambio total y absoluto. Consecuentemente, hoy por hoy nuestro trabajo se ha agilizado enormemente y hay un espectro enorme de gente compitiendo. Para mostrar un dato, un festival pequeño en España puede estar recibiendo unos 1.000 cortos inscritos de media, los más grandes pueden llegar a tener más de 5.000.

 

- Pero vuestro papel como distribuidora especializada, que conoce los cortos que lleváis a la perfección y los festivales a los que se pueden presentar, ¿puede ayudar a despejar este volumen masificado?

Creo que sí. Nosotros cada vez llevamos menos cortos para poder hacer de filtro y poder dar al festival y al programador lo que realmente buscan, que confíen en nosotros.

 

- ¿Y, qué podemos ver en el catálogo de cortos de Marvin & Wayne?

Ahora estamos intentando llevar todos los géneros, desde cosas clásicas a cada vez más experimentales. Queremos tener el espectro más amplio posible para que los cortos no se hagan competencia los unos a los otros. Sobre todo, lo que nos gusta son los cortos diferentes, de autor, que destaquen en todos los sentidos. Que sean cosas que no hemos visto hasta ahora. Riesgo e historias que sean verdaderamente originales y autorales.  

 

- Iniciativas como El día más corto apuestan por acercar este género al gran público. ¿Creéis que se está haciendo buen trabajo en este sentido?

¡Claro! ¡Totalmente! Lo que deberíamos hacer es encontrar maneras de dar a conocer los cortos, buscar un público que de momento no tenemos y poder darles una rentabilidad, que es lo que más nos obsesiona. Estar en festivales muchas veces no ayuda a rentabilizar el corto. Así que son necesarias nuevas ventanas y eventos para llegar al público y El día más corto es una buena forma. Nosotros tratamos de concienciar a los realizadores de cortos del valor de sus trabajos.

Sin embargo, hay eventos organizados que complican un poco la manera de alcanzar la profesionalización… me refiero a festivales que en realidad no son festivales; proyecciones que se aprovechan de la candidez de algunos autores y no pagan al cortometrajista ni al productor; emisiones en algunas cadenas televisivas sin pagar ningún tipo de derecho, etc. Preguntados por esta situación, se excusan diciendo que es una ventana de proyección que de otra manera no tendrían.

Pero, desde nuestro punto de vista, esta práctica hace un flaco favor a los autores, porque los cineastas acaban regalando su trabajo por unas falsas expectativas.

Nosotros queremos que los realizadores entiendan que estas prácticas van en detrimento de su propio beneficio. Hay que hacerse valer y conseguir por fin que el cortometraje se profesionalice, que sea posible financiarlos y sobretodo recuperar la inversión, igual que con un largometraje.

 

- ¿Falta mucho trabajo por parte de las televisiones y la prensa?

Las televisiones públicas deberían apostar más por el cine de corta duración, ¡claro! Hay un tipo de cine que no tiene cabida en la prensa, ya no son sólo cortos sino un cine concreto que no sale reseñado en los periódicos… Hay que empezar a cambiar y desterrar la idea de que el corto es una cosa de estudiantes.

Un ejemplo claro fue la presencia de Timecode en Cannes. En las previas del festival, oímos, en más de una ocasión, que no había presencia catalana en la Sección Oficial de Cannes. Cuando finalmente el corto de Juanjo Giménez ganó la Palma de Oro, la prensa empezó a hacerse eco de la noticia. Es nuestra pelea diaria, lograr que los media se interesen por el cortometraje.

Realmente, casi siempre hay presencia española de cortometrajes en los festivales internacionales de prestigio. Sólo hay que recordar la cosecha del último año (una Palma de Oro, dos cortos en la shortlist de los Oscar y uno nominado, tres nominados consecutivos a los premios de la Academia Europea, selecciones en la Berlinale, Toronto, Locarno, Cannes, Rotterdam…). El cortometraje  español es sin duda una potencia mundial.

 

- ¿Creéis que el auge del contenido audiovisual en internet puede suponer este paso más allá que comentáis?

Los cortos que hemos estrenado en Filmin, por ejemplo, han tenido muchas visualizaciones. Incluso en semanas de estrenos de películas de gran presupuesto, han estado entre los más vistos. De momento no sabemos muy bien cómo encajar este fenómeno, pero estamos convencidos que el corto es fantástico para que se aloje en internet. La gente joven está cada vez más acostumbrada a ver cosas de corta duración. Sabemos que puede tener mucha visibilidad, y quizás hay que buscar la manera de que puedan ser gratuitos para el espectador, pero que también se remunere a los que han hecho el cortometraje posible.

 

- Hablemos de Timecode, corto que distribuís en Marvin & Wayne y nominado a Mejor Cortometraje en los Oscars. Primero de todo, ¡muchas felicidades por la Palma de Oro en Cannes y ahora a por la estatuilla! ¿Cómo ha sido el camino de Timecode hasta la nominación?

Hay dos vías para empezar la carrera de los Oscars. Una consiste en estar premiado en uno de los festivales clasificadores que hay repartidos por el mundo, y este es, por cierto, el caso de Timecode que ganó en Cannes. La otra manera consiste en hacer un estreno comercial en alguna sala de Los Ángeles durante una semana, como por ejemplo hacen los cortos de Pixar. Si se cumple uno de estos dos requisitos entras a formar parte de una preselección, es decir que eres elegible. Posteriormente un grupo de académicos visualiza los trabajos clasificados y elabora una lista corta (la famosa shortlist) de un total de 10 títulos de los que se finalmente se seleccionan 5 títulos que conforman los finalistas nominados.

 

- Y, ¿cómo se aborda la promoción de un corto que entra a la carrera de los Oscars?

En el caso de Timecode, nos ha ayudado mucho tener como carta de presentación la Palma de Oro, en si mismo ya era toda la promoción que podíamos darle. Hay quienes antes de entrar en la shortlist  ya empiezan una campaña, contratando un publicista, una persona especialista en Los Ángeles que se encarga de hacer todo este trabajo de promoción. Nosotros hemos tenido la suerte de no tener que incidir en la primera fase. Para esta fase final ya tenemos a un publicista la campaña de prensa, y de comunicación sobretodo en Estados Unidos y de cara a los académicos.  

 

- ¿La Academia exige unas ciertas acciones de PR?

La Academia no exige nada. Es más, ellos tienen prohibido explícitamente, la petición del voto a los académicos. Y esta norma se cumple. Así que por norma general lo que opera en estos casos, es contratar a un experto en comunicación que te sepa asesorar y que mueva el corto de la manera adecuada entre el sector.

 

- Y ahora a esperar hasta el próximo 26 de febrero…

Sí, claro. En la ceremonia de ese día sabremos si Timecode obtiene la estatuilla. En cualquier caso sabemos que la academia trata al corto igual que cualquier otra categoría. Es decir, no hay galas B, ni photocall B. No hay una distinción explícita si es Mejor Corto o Mejor Película. La gran diferencia es que la academia dispone de una rama especializada en cortos como también las hay de dirección, producción u otras áreas.

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