Bande à part: "La Film Commission se ha vuelto imprescindible para las escuelas de cine"

27/01/2016

Este mes hablamos con Sandra Navarro (promoción de proyectos y festivales) y Uriel Wisnia (desarrollo y producción de proyectos) de la escuela de cine Bande à  part de Barcelona. 

- Antes que nada, me gustaría que me explicarais en términos generales qué es Bande à part.

S: Bande à part es una escuela de cine de Barcelona donde formamos a jóvenes de todo el mundo, nacionales e internacionales (un 45% más o menos son de fuera). En total, tenemos unos 250 estudiantes. Se les forma para ser cineastas o para trabajar en el cine, en cualquier posición. Para ser cineastas, deben estudiar 4 cursos y los 2 primeros son comunes. En el tercero, ellos deciden qué línea de estudio quieren coger (dirección, montaje y sonido o fotografía). En cada especialidad, se puede escoger cuál es el rol que les gusta más de cara a un rodaje. Así, cada alumno tiene una formación muy concreta y enfocada a sus preferencias.

La filosofía docente está pautada muy bien por Luis Aller y María José García, los directores, con más de 25 años dentro del mundo de la docencia. Luis Aller es un cineasta en activo, ahora acaba de montar Transeúntes, un largo que lleva 22 años rodando y que se estrena esta semana. Es el ejemplo del profesor que no sólo da teórica, sino que también ejerce su carrera en paralelo.

A nivel formativo, nos interesa mucho la visita de directores y técnicos nacionales e internacionales para que expliquen también sus experiencias. Hemos traído Andrei Ujica, el documentalista rumano pionero, Aki Kaurismäki, Abbas Kiarostami, Trueba, Javier Rebollo... Además de la formación estructurada del plan docente, es muy importante que aportemos la visión externa de profesionales consolidados y en activo. Su discurso es muy interesante para nuestros alumnos, les dan consejos, aprenden sus inicios... Ya hace un par de años que también trabajamos estrechamente con la Filmoteca. Los alumnos necesitan nutrirse de toda la teoría que estudian aquí, así que la Filmoteca me parece el espacio perfecto para complementar la formación.

 

- Una de las vertientes más importantes de la escuela es el aprendizaje práctico.

S: Sí. Nos gusta mucho el pie de calle... Los alumnos tienen muchas ganas de conocer cómo se rueda, aquí no paramos de hacer prácticas. A nivel formativo, es obligado hacer una serie de ejercicios hasta cuarto curso, para poder acceder a los proyectos de final de carrera. Así, todos los cortos que van haciendo les sirven también para ir creando portfolio. Los chicos tienen que estar continuamente pensando en nuevas localizaciones... y eso es muy enriquecedor. Pero la práctica siempre va de la mano de la teoría.

La teoría no se puede dejar de lado. En sus clases, el director Luis Aller hace un repaso transversal de la historia del cine, pero siempre haciendo referencias a todas las disciplinas culturales. Te hace cuestionar el cine desde la música, la literatura, el arte, la historia. Así se puede contextualizar más allá del simple análisis de realización cinematográfica. Se analizan todos los niveles posibles.

Esto, además, te hace descubrir muchas otras disciplinas relacionadas con el cine. Es una especie de muñeca rusa, donde no paras nunca de descubrir mil conceptos que te hacen más rico como individuo. Como espectador, ya no verás el cine de la misma manera. Siempre recordaré una frase que Aller nos dijo el primer día de clase: "Ya no seréis nunca los espectadores inocentes, a partir de hoy veréis el cine desde atrás".

- Y la productora El dedo en el ojo, ¿cómo funciona?

S: El dedo en el ojo se encarga de la distribución de los trabajos realizados por los alumnos de la escuela. La mayoría son trabajos académicos, realizados durante su estancia en la escuela. Hay trabajos muy interesantes. Cada año recibimos una hornada de trabajos -cortos y largometrajes- que se evalúan. Entonces se analizan qué posibilidades tienen en los festivales de cine de todo el mundo. Es un trabajo muy bonito, porque no para de darme buenas noticias. Es la primera vez que ellos toman conciencia de que lo que han realizado tiene un sentido y hay un circuito, una industria y unos festivales.

Nosotros acompañamos al estudiante en su progresión natural y lógica. Desde sus inicios en la escuela, con la producción de sus cortos, hasta el salto de su carrera en el sector.

U: La productora no se entiende sin la escuela y viceversa. El objetivo principal, como ha dicho Sandra, es potenciar los trabajos de los chicos, intentar dar visibilidad a los proyectos, pero siempre acompañándolos en diversos festivales y recorridos. Ahora, también le hemos dado una entidad propia, así que El dedo en el ojo también se encarga de varios proyectos de fuera de la escuela, por ejemplo de alumnos que ya han terminado... Es un poco como la cantera del Barça.

 

- Que opináis de la tarea de la Barcelona Film Commission en relación a las escuelas de cine?

S: Es imprescindible. El tema de los permisos siempre ha sido muy caótico y era muy complicado. La Film Commission tiene las herramientas para coordinar y gestionar rodajes, y las escuelas que realizamos prácticas reales las necesitamos.
Nos ha pasado muchas veces, por ejemplo, que finalmente no hemos tenido opción de llevar a cabo un rodaje en una localización concreta y la Film Commission inmediatamente nos ha ofrecido un espacio similar. Para mí, dignifica mucho la ciudad. La Film Commission se ha vuelto imprescindible para las escuelas de cine de Barcelona.

U: La relación con la Film Commission es muy fluida, tanto para los proyectos de los alumnos como en todas las producciones de El dedo en el ojo. Yo estoy encantando de que se facilite y agilice el trabajo. Creo que es necesaria la figura de una Film Commission, es fundamental. He trabajado en varias productoras, en publicidad y en televisión y siempre me ha cubierto las necesidades. La predisposición es excelente, creo que no hay otra manera de funcionar. Sin una Film Commission, en otras ciudades la diferencia es abismal...

 

- Como escuela de cine, cuántos permisos al año pedís a la Film Commission?

U: Nosotros gestionamos unos 25 trabajos de fin de curso, son los proyectos más grandes, con unas 25 personas por equipo. Cada proyecto, tiene como mínimo un permiso que se tramita a través de la Film Commission, ya sea de playas, cementerios, de calle... Además, tenemos todos los ejercicios de la escuela de cine, que siempre piden permisos generales para rodar en la calle. Como mínimo, son unos 40 permisos al año.

 

- El hecho de que Barcelona sea una ciudad film friendly, como lo vivís desde la escuela?

S: Yo muchas veces hablo con alumnos internacionales sobre por qué han elegido esta escuela y no otra. Muchas veces ellos me contestan que es por la ciudad, directamente. Me dicen que en Barcelona lo tienen todo: es cosmopolita, es abierta, recibe el extranjero con los brazos abiertos, tiene mar, tiene montaña... son cuestiones banales, pero en el fondo si yo tuviera que decidir dónde estudiar cine ahora mismo, creo que me vendría de cabeza. Por clima, por gente, por moda, por festivales, por cultura... tiene todos los ingredientes principales para este target. Además, la ciudad está muy bien preparada para recibir toda esa gente que quiere rodar, tiene las infraestructuras necesarias... así que el foco a nivel nacional e internacional es muy importante.

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