Anna Soler-Pont: "Las sinergias entre literatura y audiovisual son imparables".

28/01/2019

Entrevistamos a Anna Soler-Pont, fundadora en 1992 de la agencia literaria Pontas. Después de un viaje a El Cairo y un encuentro con Naguib Mahfouz, su vida cambió y una joven filóloga se convirtió en agente literaria. La agencia también evolucionó hasta crear Pontas Films. Así que está a los dos lados del libro, tanto gestionando los derechos literarios de sus autores para adaptarlos al cine como produciendo películas basadas en libros o ayudando a que otros los adapten al cine.

¿Cómo acaba una estudiante de filología árabe creando una agencia literaria como Pontas después de conocer a Naguib Mahfouz?

Con muchas dosis de ilusión, muchas horas de dedicación y la clara voluntad de intentar hacer de puente entre culturas, literaturas y lectores.

 

Has sido totalmente autodidacta. No tenías experiencia como agente literaria. ¿Cómo fueron los inicios?

Visto con perspectiva fue muy duro, porque cuando eres joven y no sabes prácticamente como funciona nada es muy difícil que te escuchen y te hagan caso... Pero con mucha dedicación y mucha perseverancia han pasado veintiséis años y la agencia Pontas actual es la que soñaba aquella joven aventurera.

 

¿Has tenido siempre presente, antes de crear Pontas Films, las posibilidades cinematográficas de las obras de los autores y autoras que representas?

Casi siempre. El cine siempre ha sido una de mis pasiones y si cuando leía “veía” la película, sin duda aquella obra me atraía más que otra para representarla.

 

¿Cómo una agente literaria hace el salto al mundo del audiovisual y decide crear Pontas Films?

Fue un paso muy natural. Quizás porque de tanto intentar que los productores nos compraran los derechos audiovisuales para adaptar novelas, y de tanto intentar entender cómo funcionaba la industria audiovisual acabamos produciendo...

 

Tu primer proyecto como productora, también fue tu primer proyecto como guionista. ¿Qué significó para ti y para tu productora Rastros de Sándalo?

Fue un proyecto que tardó siete años en llegar a los espectadores, desde la primera versión del guion hasta que se estrenó en las salas de cine y diría que fue un viaje de aprendizaje y mi puente particular entre la literatura y el cine. Siempre será una película muy importante para nosotros.

 

Ante la masculinización de la profesión, Pontas Film decidió que los principales equipos para sus producciones estarían dirigidos por mujeres. Es una cosa que siempre has tenido muy clara, ¿no?

Sí, la decisión la tomamos el 2013, cuando todavía no había estallado tan fuerte el debate que hay ahora. Es cierto que el ideal es siempre buscar buen talento, buenos profesionales, sean hombres o mujeres. Pero me di cuenta que si no nos fijábamos, prácticamente todo el equipo técnico hubiera estado formado por hombres, todos grandes profesionales, pero hombres. Y yo siempre me fijo. Para equilibrar la balanza y romper las inercias. Lo mismo me ha pasado como agente literaria: si no nos fijáramos a la hora de decidir a quién representamos, a pesar de buscar la calidad y el talento literario, tendríamos un catálogo formado mayoritariamente por escritores hombres... y en la agencia Pontas siempre hemos querido priorizar la representación de escritoras. 

 

La agencia Pontas no sólo representa a escritores y escritoras, sino que también gestionar los derechos para llevar sus obras a una adaptación cinematográfica. ¿Cuáles son los proyectos que desarrolláis al frente de la agencia en el sector del audiovisual?

Por ejemplo, la adaptación de También esto pasará de Milena Busquets, que desarrolla Lastor Media para convertir la novela en largometraje, o la de Amnesia, del argentino Federico Axat, que se está desarrollando allá como serie de televisión, ... ¡y tantas otras!

 

Un buen ejemplo es el éxito de las novelas de Dolores Redondo con la “Trilogía del Baztán” que ahora mismo se está rodando la segunda y tercera parte en nuestra ciudad. ¿Cuál es la implicación de la agencia en un proyecto como este?

Nosotros vendimos los derechos de adaptación de las tres novelas a una productora y a partir de ahí nuestra misión es velar por el desempeño de los contratos, velar porque los guiones, todo y la traición que comporta siempre una adaptación, sean respetuosos con lo que yo denomino “el ADN del libro”;  y también para asegurar que la autora está informada de cada paso (al principio todo es lento y parece que no pasa nada y al final todo se acelera y llega el día de invitar la autora al rodaje e incluso, ¡de invitarla a salir en una escena como extra!).

 

¿Cuál es el papel del agente literario en la compra de los derechos audiovisuales de un libro?

Pues encontrar una productora interesada en adaptar el libro o atender la petición de productores que han descubierto el libro por su cuenta, negociar el contrato, redactarlo, acompañar a los autores en todo el proceso de espera hasta el rodaje y el estreno, etc. Siempre queremos leer los guiones y asegurar que nuestros representados están de acuerdo con la adaptación (a pesar de tener claro que habrá muchos cambios, porque el libro es el libro y la adaptación es un nuevo producto cultural donde no cabe todo ni se puede “traducir en imágenes” tal cual). O cuando menos, que estén informados y preparados para asumir “las traiciones”.

 

¿Qué elementos tiene que tener un libro para ser adaptado al cine y cuál es su recorrido?

Una buena historia, unos personajes interesantes... cada película es un mundo y depende mucho de la visión que tengan los productores, el director o la directora.

 

Hacer atractivo un proyecto a ojos de las productoras debe de ser difícil. ¿Cómo ayudáis o acompañáis a vuestros autores a hacer este paso?

Elaboramos documentos de refuerzo, tenemos muy claras las referencias, o los porqués de una posible adaptación... Intentamos que los productores lean la novela, esto es lo más difícil, porque todo el mundo tiene demasiados proyectos en cartera o en espera.

 

Se han creado puentes de encuentro entre las productoras y las historias a través de pitchings cómo Tabook’s que se hace al Festival de Sitges o experiencias como Rodando Páginas. ¿Cómo crees que ayudan este tipo de proyectos?

Son muy interesantes y nosotros hemos participado en más de una ocasión. Todo lo que facilite los puntos de encuentro entre libros y pantallas para mí es positivo.

 

El ICUB a través de la Barcelona Film Commission ha puesto en marcha el LAAB, el laboratorio de adaptaciones audiovisuales de Barcelona. El objetivo de la iniciativa es favorecer la adquisición de derechos de la propiedad intelectual de obras literarias por parte de productores o programadores del sector audiovisual. Entre 30 obras literarias que se presenten a la convocatoria se analizarán y se escogerán 6 a las que se ayudará en un primer paso económicamente para convertirse en guion. ¿Qué piensas de este tipo de iniciativas a la hora de fomentar la producción audiovisual?

Sólo puedo decir que me parece muy positivo. Pero sé que los productores tienen muy poco margen de maniobra para involucrarse en muchos proyectos a la vez, el proceso de desarrollo y producción de una película es lento, como mínimo (y yendo muy rápido) hacen falta dos años... por lo tanto hay más libros que posibilidades de verlos adaptados. ¡Es un embudo!

 

¿Crees que facilitará la conexión entre los sectores editorial y audiovisual?

Sí, y esto siempre es bueno. Las sinergias entre literatura y audiovisual son imparables.